De sólida formación científica, eminente jurista, notable escritor y orador elocuente. Era colaborador asiduo de revistas y periódicos, al tiempo que lector consumado, cuya voracidad saciaba, sobre todo, en su bien nutrida biblioteca; como fue viajero incansable por numerosas ciudades del país y del extranjero. Sería Medalla de Oro de la provincia de Cáceres.
Nacido Diego María Crehuet del Amo, en Cáceres, en 1873, tras sus estudios de bachillerato, cursaría la carrera de Derecho en Salamanca y en Madrid, ganando posteriormente las oposiciones de Secretario de Sala y, más tarde, las de Notario, que ejercerá en la localidad cacereña de Arroyo de la Luz.
Un nuevo éxito en las oposiciones a la Fiscalía del Tribunal Supremo, en 1928, le daría ocasión de demostrar su amplia y profunda preparación jurídica. A su paso por cargo tan alto, dejaría abundantes pruebas de su gran interés por los problemas relativos a arrendamientos urbanos y a la regulación laboral, entre otros.
Otros puestos de trabajo ocupó a lo largo de su apretada biografía, como ser Presidente de la Audiencia Territorial de Cáceres, Presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo, y, desde 1940 a 1945, el año que se jubila, Presidente de la Sala del Tribunal Supremo. Tan brillante trayectoria le habría de proporcionar, en 1921, el ingreso como Académico de Méritode la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Madrid.
Tal era su competencia y prestigio que sus compañeros de los distintos puestos de trabajo por donde pasó, le publicaron una selección de sus obras, cuyas síntesis viene conformada como ahora se expresa:
A) Escritos oficiales: Dos “Memorias” elevadas al gobierno de S.M. el Rey, en los respectivos años 1926 y 1927. Una Ponencia sobre “Hipoteca Naval (1928). Un trabajo sobre “Delito deencubrimiento” y otro sobre “Delitos automovilistas”, en 1948.
Dicho esfuerzo intelectual y otros quebrantos fueron minando su salud, pero lo que más afectó a su vida normal sería su desprendimiento de retina, de la que sería operado por el célebre oftalmólogo, el dr. Barraquer.
Pudo ser, a lo largo de su fecunda carrera, como jurista, ministro de Gracia y Justicia, a instancia del que, a la sazón, fuera presidente del Gobierno de Alfonso XIII, en calidad de dictador, el general don Miguel Primo de Rivera. Pero declinó tan alto honor, cargo que pasaría al ministro Galo Ponte.
En sus últimos años, me ha señalado uno de sus familiares, “solía tener una tertulia en su domicilio, los domingos, a la que acudían personajes, entre otros: Castán Cobeña, Ildefonso Alamillo, Presidente y Fiscal del Tribunal Supremo, respectivamente, y Nicolás Pérez Serrano, Catedrático de Derecho Político de la Universidad Central de Madrid, y poseedor de un bufete de abogados de gran nombradía.
En el año 1956, fallecía en Madrid este insigne cacereño, en unos delicados momentos políticos, cuando tenían lugar los graves incidentes, en citada Universidad, por las graves tensiones contra el SEU, el mismoaño de otro ilustre cacereño, Luis Grande Baudesón. Por toda su brillante trayectoria, el Ayuntamiento de Cáceres le dedicaría una calle en esta su ciudad natal.
