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CIRIACO BENAVENTE MATEOS, Obispo de Coria-Cáceres

16 marzo 2016

Hombre de talante afable, sempiterna sonrisa en los labios y siempre dispuesto al consenso y a la armonía que propicia voluntades en construir y poner puentes...

Hombre de talante afable, sempiterna sonrisa en los labios y siempre dispuesto al consenso y a la armonía que propicia voluntades en construir y poner puentes en  todo lo que sea en provecho del bien común y en las “empresas” apostólicas que haya que darle forma y feliz término. 

 

Nace en Malpartida de Plasencia (Cáceres), el 3 de enero de 1943, en el seno de una familia tradicional cristiana, e integrada por sus padres, Sebastián Benavente y Ana Mateos, más sus tres hermanos: Agustín, Antonio y José. Sería bautizado en la parroquia de San Juan Bautista, de Malpartida de Plasencia, el 10 de enero de 1943, siendo párroco D. Mateo Díaz, y recibirá el sacramento de la Confirmación, de manos del Obispo D. Pedro Zarranz y Pueyo, el 13 de mayo de 1943. 

 

Recibió los primeros conocimientos escolares en el colegio público de la localidad, donde, muy pronto, empezó a descollar por su aplicación, buenas prendas de estudio y comportamiento modélico con sus compañeros, por lo que era muy apreciado. Muy pronto, por indicación de su maestro, ingresaba en el Seminario Conciliar de Plasencia, donde cursó sus 12 años-Latín y Humanidades, Filosofía y Teología-  con gran aprovechamiento,tanto de formación eclesial como académica. Recibe la clerical Tonsura y las llamadas Órdenes Menores y el Subdiaconado en Plasencia, el 12 de junio de 1965. Tras recibir el Diaconado, era ordenado sacerdote en la catedral de Plasencia, el 4 de junio de 1966.

 

Enseguida su formación iba a tener su complemento con unos estudios realizados  en Salamanca, concretamente, los de Graduado Social, todo ello enriquecido con las abundantes lecturas que le han ido dotando de una sapiencia y formación muy vastas, como se ha podido constar a lo largo de todos sus trabajos eclesiásticos y de cuantas actuaciones e intervenciones ha realizado en los foros más diversos y en los simposios, encuentros y reuniones sin fin donde ha estado presente.

 

En un primer momento, es nombrado Coadjutor de la parroquia de San Juan, en el industrial pueblo de Béjar (Salamanca), cuyo trabajo lo ha de realizar desde septiembre de 1966 a 1974, y de la que, posteriormente, sería nombrado párroco, cumpliendo esta misión entre los años 1974 y 1979. Por esta época recibió el nombramiento de Consiliario de Movimientos Apostólicos de Acción Católica. De modo simultáneo, junto  a esta labor pastoral, le fue encomendada la misión de dedicarse a la docencia como profesor de Formación Religiosa, en el Instituto de Bachillerato de dicha localidad.

 

Pero su formación y grandes prendas sacerdotales le iban a dar la ocasión de ir recibiendo otros cargos diocesanos, por parte de su Obispo, monseñor D. Antonio Vilaplana Molina, como sería los de Rector del Seminario de la Diócesis, cargo en el que permaneció durante tres años, desde 1979 a 1982;y, con posteridad, el de Director Espiritual de dicho centro, en septiembre de 1982. Unos años más tarde, fue designado profesor de Escatología.

 

Otros cargos que detentó D. Ciriaco, a nivel diocesano, sería el de ser Delegado Diocesano del Clero, cargo que desempeñó desde el año 1983 a 1999, donde realizó una meritoria labor junto al clero, “ofreciéndole, como escribiera su biógrafo, D. Florentino, canónigo de la SIC de Coria -Cáceres, “lo mejor que el Señor le había dado y organizando la formación permanente más la atención humana y espiritual para los presbíteros”. 

 

Igualmente, llegó a ser representante  de los Delegados diocesanos del Clero de las diócesis extremeñas, ante el Secretariado Nacional del Clero de la Conferencia Episcopal Española, lo que le propiciara llevar a cabo servicios especiales sacerdotales y pastorales, en otras diócesis de este país;al mismo tiempo que dirigía ejercicios espirituales e impartía conferencias de carácter teológico y pastoral a sacerdotes de otras diócesis hispanas.   

 

Tales prendas y un largo testimonio de entrega a tantos cargos y puestos diocesanos, importantes por lo que tenia de servicio a la Iglesia, no iban a pasar desapercibidas por Roma, por lo que al estar la diócesis de Coria-Cáceres vacante, sería nombrado para ella. Un gran júbilo y alegría,vuelve a decir D. Florentino, se apoderó de todos cuantos lo conocían, en las tres diócesis extremeñas. Dígase de paso que, tal nombramiento lo recibió D. Ciriaco Benavente, ejerciendo el cargo de Vicario General de la diócesis placentina. 

 

Tal nombramiento, que tuvo lugar por fallecimiento del Prelado cacereño, D. Jesús Domínguez Gómez, se haría público en Roma, el 17 de enero de 1992; evento que luego sería comunicado por el Nuncio Apostólico, monseñor D. Mario Tagliaferri, a D. CiriacoAl mismo tiempo, el Obispo D. Santiago Martínez Acebes, a la sazón Administrador Apostólico de la Diócesis de Coria-Cáceres, comunicaba a sus inmediatos colaboradores tan fausta noticia, como, posteriormente, a todos los diocesanos.

 

“Me sumo-diría el nuevo Obispo- con temor y temblor, pero con inmensa esperanza, a la ya numerosa lista de Obispos que han apacentado esta Diócesis. Siento una inmensa gratitud al Señor, que me ha llamado desde la Iglesia hermana de Plasencia, a hacer camino con vosotros, en la Iglesia de Coria-Cáceres, peregrina también por esta tierra extremeña…”. 

 

Con este motivo no nos resistimos a mencionar unas palabras de elogio que el entonces Prelado de Plasencia dijera con ocasión de tal nombramiento: “En la personalidad de Ciriaco Benavente, destaca su carecer equilibrado, sereno, dialogante. Es un hombre de paz, muy abierto, con las ideas muy claras y bagaje teológico extraordinario. Le auguro que hará un trabajo extraordinario junto con todos sus diocesanos (…) Es un hombre de gobierno, como ha demostrado en el tiempo que ha estado de Vicario General, y antes Delegado del Clero y Rector del Seminario. Yo me alegró por lo que gana Coria-Cáceres, pero saltan las lágrimas por lo que pierdo yo”. 

 

Por su parte, el Vicario Episcopal del Clero Diocesano, D. Florentino Muñoz diría estas palabras, con este motivo: “D. Ciriaco, viene Usted enviado por el Señor a una tierra que conoce y ama; es nuestra entrañable Extremadura Alta, que, como bien sabe, acoge a los que se acercan a ella para amarla y servirla en sus pueblos y en sus gentes (…) Que Dios lo bendiga y lo proteja y derrame sobre Usted sus bendiciones ahora y siempre…”

 

El 22 de marzo de 1992, Mons. D. Ciriaco Benavente fue ordenado Obispo en la Catedral de Coria, con la asistencia de las autoridades y plena de fieles. Fueron 40 Obispos los que le acompañaron en tan especial ceremonia, y más de 200 sacerdotes. Una hermosa homilía del nuevo prelado cerró los actos de la consagración, un “texto madurado desde el silencio, escrito desde la contemplación y proclamo desde la esperanza…” escribió el citado biógrafo. Una de sus frases fue ésta tan hermosa: “Queremos ser una Iglesia samaritana, que escuche, se detenga, se acerque, cure las heridas del ser humano, cargue y se encargue del que sufre y llora en la sociedad…”

 

El 29 de marzo de 2006, D. Ciriaco sería presentado en la Concatedral de Santa María, en misa concelebrada: “He sido enviado para evangelizar-diría- tengo conciencia de ello. ‘Evagelizare Regnum Dei” es mi insignia episcopal”. 

 

Entre los cargos que ha ejercido en esta diócesis han sido: Administrador Apostólico de la Diócesis Placentina, desde diciembre de 1992 hasta abril de 1994. Dentro de la Conferencia Episcopal Española, ha formado parte de la Comisión de Migraciones, ocupando la presencia de la misma durante un largo período. A lo largo de su pontificado, se levantaron cinco iglesias en Cáceres, y una en Coria, fue construida la Casa de la Iglesia y la Casa Sacerdotal en Cáceres, y el Museo de la Catedral. 

 

Por lo que concierne a la actividad pastoral, puso en marcha el Consejo Diocesano de Pastoral y el Foro de Laicos, al mismo tiempo que impulsaría diferentes planos sacerdotales, publicó los directorios diocesanos del Diaconado Permanente, de la Iniciación Cristiana y del Catequista, y aprobaría el estatuto de Cáritas Diocesana.    

 

Desde diciembre de 2006, ejerce el Episcopado en la diócesis de Albacete, nombrado por el anterior Pontífice, Benedicto XVI. Que cumpla muchos años en ese nuevo cargo tan buen pastor.  

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