26 febrero 2019 | Publicado : 17:33 (26/02/2019) | Actualizado: 17:06 (27/02/2019)
La aparición repentina de las cápsulas de café colombiano ha revolucionado la industria cafetera en su totalidad. Son fáciles de utilizar en el hogar o la oficina y ofrecen una extensa variedad de sabores.
El mercado de café colombiano se encuentra en un período de crecimiento constante y comienza a diversificarse. A su alrededor se empieza a gestar una cultura de aficionados a la bebida que puede compararse con la cultura del vino. Ya no es necesario acercarse a una cafetería o a un bar para beber un delicioso café. Las cápsulas de café marcan un giro importante en la industria y el café de calidad se introduce en los hogares de millones de personas.
Estudios recientes señalan que el consumo de café entre jóvenes ha aumentado significativamente y se posiciona como su bebida predilecta. El estudio en cuestión fue realizado analizando el consumo de 15 países y se han encuestado miles de jóvenes de entre 16 y 25 años. En países como Colombia, México o Brasil el porcentaje de jóvenes que beben café regularmente y la consideran su bebida favorita ronda entre el 50% y el 60%.
Estos datos resuenan con mayor potencia si se tiene en cuenta la demanda de productos de alta calidad por parte de consumidores cada vez más especializados. Esta tendencia se suma a la instalación de nuevas tiendas de café y cafeterías (ya sean de producción artesanal o franquicias multinacionales) y la valoración y expansión de la cultura barista. Las nuevas tendencias resuenan fuertemente con el público joven y ayudan a forjar una identidad relacionada a la bebida.
La industria cafetera latinoamericana representa más de la mitad de la producción mundial de café. Brasil es, sin lugar a dudas, el principal productor y exportador de café en todo el mundo. Vietnam, Indonesia, Colombia y Etiopía le siguen en el podio.
La producción colombiana de café viene en aumento año a año, en buena medida gracias al éxito global de las cápsulas de café. Su producción promedia un total de 11 millones y medio de bolsas de granos, ubicándose en el tercer lugar, detrás de Brasil y Vietnam.
A pesar de eso, la producción ha bajado un 4%. Entre abril de 2017 y marzo de 2018, la cosecha fue de 14 millones de bolsas de granos de café, menor a las 14,6 millones de bolsas cosechadas en el mismo período previo. La tendencia a la baja en la producción de granos se sostiene con una baja del 8% según los últimos datos recolectados.
Al mismo tiempo, la producción colombiana de café sufre una baja en las exportaciones de granos. Entre abril de 2017 y marzo de 2018, las exportaciones cayeron a 12,8 millones de bolsas de granos de café, comparadas con las 13 millones de bolsas exportadas el año anterior. La caída en las exportaciones sigue con números cada vez más preocupantes: el período entre octubre de 2017 y marzo de 2018 arroja una caída del 10%.
La mayoría de los productores de café colombiano viven en pequeñas granjas y las tierras de cultivo suelen ser pequeñas. La pequeña escala de los campos de producción de café hace de la actividad un negocio familiar. Esto le permite al café colombiano mantener un estándar de calidad muy elevado, pero impide que las cosechas sean mayores y pone un límite al crecimiento futuro de la producción cafetalera.
Uno de los desafíos más importantes para la industria cafetera colombiana es llevar a cabo una industrialización de la producción que no implique una disminución en la calidad de los granos cultivados.
Colombia deberá actuar rápidamente si quiere frenar la caída en la producción y en la exportación de café. El contexto mundial le es sumamente favorable.
