Transcurrido todo un año, podemos concluir que, salvo insignificantes excepciones, la vida de los empleados públicos sigue igual, ya que ha sido mínima la recuperación de los derechos arrebatados, manteniéndose la citada pérdida de poder adquisitivo.
Los problemas económicos por los que atraviesa nuestro país, siguen amenazando la calidad y el mantenimiento de los Servicios Públicos, dificultándonos, aún más si cabe, la defensa de los mismos por la aparición en escena de un peligro aún mayor