Con la llegada del nuevo año los Empleados Públicos se preguntan como será el 2014 para el país, en general, y para ellos, en particular.
Como en todos los sectores, el futuro es incierto, pero más aún para los Empleados Públicos, ya que, en su caso, este futuro viene marcado, y de qué manera, por el pasado más reciente. Y es que no se puede preveer que les deparará el 2014 sin conocer lo acaecido en los cuatro últimos años, pues su situación no puede entenderse con referencia a un solo año sino en un contexto plurianual observado en su conjunto.
A lo largo de los últimos cuatro años los Empleados Públicos han sufrido la rebaja de un 5% de media del salario base, y tres años de congelación salarial, de tal forma que si tenemos en cuenta el aumento de los precios entre 2010 y 2013, la subida de impuestos, la pérdida de parte de los ingresos en caso de incapacidad temporal, la supresión de la paga extra y la eliminación de los días moscosos, la pérdida de poder adquisitivo oscila en torno a un 30%.
Desgraciadamente, la maltrecha situación del personal al servicio de las administraciones públicas afecta, en mayor o menor medida, a toda la población española, ya que, como ya he indicado en otras ocasiones, la disminución de los ingresos, y la consiguiente pérdida de poder adquisitivo, supone una merma considerable sobre la capacidad de compra, símbolos de la clase media, como impulsora principal del consumo básico y soporte del actual modelo económico.
Por tanto, y por el bien de todos, creo que la sociedad entiende que el año 2014 debe ser el año de la recuperación de lo que es suyo y que tan impunemente les ha sido arrebatado, tanto en un sentido formal como material, con medidas de dignificación del empleado y del empleo público, que mejoren la consideración que de ellos tiene la sociedad, evitando la confrontación y la ruptura de la paz social, considerándolos como servidores públicos que eligieron el camino del servicio a los demás, procurando aportar lo mejor de cada uno para conseguir un Estado con servicios públicos de calidad, que se sostengan sobre los principios de eficacia, eficiencia, profesionalidad e independencia.
Es por ello que, como Empleado Público extremeño, debo animar al ejecutivo autonómico y fuerzas políticas y sociales de nuestra Región, a seguir trabajando, para alcanzar en su totalidad los derechos que se les han arrebatado a los Empleados Públicos, ya sea en consonancia con las políticas generales del Gobierno Central o bien desmarcándose de éstas cuando así lo exija el interés general de nuestra Región.
Finalmente, aprovecho el primer artículo del año para felicitar a todos los extremeños, transmitiendo todo mi apoyo a aquellos que lo están pasando mal, y animando a seguir esforzándonos por construir un futuro mejor, porque creo firmemente que superar esta situación exige el esfuerzo de todos, trabajando juntos y con un mismo objetivo.
Miremos hacia el futuro, y afrontémoslo con optimismo, arrojo y valentía, porque como dijo Franklin D. Roosevelt, "permítanme afirmar mi creencia firme de que a lo único que tenemos que temer es al temor mismo".
¡FELIZ AÑO 2014!