17 noviembre 2017
Cataluña coquetea con el mediterráneo sea otoño, invierno, primavera o verano. Su imponente Costa Brava atraviesa y vive estoica todas las épocas del año, siempre con paisajes imponentes y paradisiacos que invitan a tomar una larga bocanada de aire fresco y a agradecer por la oportunidad de estar vivos. Encontrar parking en la zona no es nada complicado y puede ser muy útil dejarlo en un punto determinado y de ahí emprender la caminata.
Si os mola este plan, aquí una breve selección de las que considero las mejores:
Cadaqués: este pequeño pueblo costero es el preferido de locales y extranjeros por el encanto que afirman que tiene. Sus playas son rocosas y tranquilas, ideales para quienes gustan de darse un baño tranquilo bajo los rayos del sol. Cadaqués está en medio del parque natural Cap de Creus y algo deben tener sus casitas blancas su paisaje que Salvador Dalí erigió allí su casa- museo, actualmente abierto al público.
Cala Estreta: las calas son tramos de bahía que forman pequeños espacios redondos donde el mar se aglomera y nos regala pequeños e íntimos espacios para bañarnos en sus aguas. A la Cala Estreta se llega por el ‘camino de ronda’, una antigua ruta usada por contrabandistas y marineros que llegaban a la zona a hacer de las suyas. Es impresionante por dos cosas: permite recorrerla caminando y darte un chapuzón cuando el sol y el calor se pongan muy intensos.
Playa de Es Castell: esta tranquila playa se presenta como un regalo para quienes lleguen a ella y la descubran. En 1994 sus habitantes y vecinos se opusieron a la construcción de un campo de golf, salvando la zona de la masificación turística, lo que la convierte en un ejemplo perfecto de lo que habría sido la Costa Brava si el fenómeno económico no hubiese modificado tanto su ambiente.
Tossa de Mar: este encantador pueblito resalta por sus torres y murallas que, a lo largo de su historia, han protegido a sus habitantes de ataques de piratas. Las playas de Tossa de Mar son famosas por lo aptas que resultan para bucear y por la oferta gastronómica mediterránea para hacer un recorrido por los sabores típicos locales.
Begur: este pueblito está enclavado entre Palafrugel y Pals y es conocido por sus idílicos paisajes de pinos y acantilados, por sus torres medievales de defensa y por sus ocho fantásticas calas. Es uno de los destinos favoritos de locales y extranjeros para desconectar un poco de la rutina y entrar en contacto con la naturaleza.
