Miranda Gas: Hoy faltan dirigentes ejemplares como Cicerón y ciudadanos con ideas claras

Miranda Gas se estrena en el Teatro Romano en esta 65ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

En su papel de Tulia, que es la hija del político y jurista romano Cicerón, la actriz siente estar trabajando con los mejores en la que será la segunda representación de este certamen.

Considera que hoy faltan dirigentes ejemplares como Cicerón y ciudadanos con ideas claras como Tulia, y espera que la obra que dirige Mario Gas despierte el sentido crítico del espectador.

En unas horas, debuta en el Festival de Mérida y es la única actriz de 'Viejo amigo Cicerón', ¿cómo lo afronta?

Con mucha ilusión, mucho espeto y muchas ganas de trabajar. Este teatro es un lugar tan especial y tan mágico de por sí, que estoy teniendo la sensación de querer quitar toda aquella emoción extra que normalmente envuelve un estreno para concentrar la energía en el trabajo.

Es una carga tan fuerte la que tiene este lugar que te lleva a concentrarte mucho en lo que tienes que hacer y en cómo lo tienes que hacer para llenar el espacio con el cuerpo y con la voz.

¿Se ha imaginado ya sobre este escenario milenario?

Desde que hablamos de este proyecto y estamos ensayando, la cabeza se va preparando de algún modo.

Pero, recuerdo que fue en la primera lectura, cuando Sebastià Brosa presentó la primera maqueta de la escenografía, cuando tuve la sensación de que esto iba en serio. Porque en aquella maqueta aparecía el Teatro Romano.

¿Conocías la ciudad de Mérida?

Había venido alguna vez pero, como espectadora, al Teatro Romano. Y en esta ocasión, me está gustando también estar por la ciudad unos días y conocer su gente.

¿Cómo recibió la propuesta para participar en esta obra?

La proposición llegó un poco a la par por parte de Dirección y de Producción. Y surgió además cuando yo estaba haciendo 'El jardín de los cerezos' en Madrid, dirigida por Ernesto Caballero que es el autor de este texto. Con lo cual, enseguida pude ir a consultarle cómo lo estaba planteando.

De algún modo. todo quedó cercano. Con el director tenía mucha facilidad para hablar porque es mi padre, con Focus es mi segunda producción y hay una buena comunicación, con el autor también la hay, con Bernat Quintana ya había trabajado, y a Jose María Pou ya lo he conocido en los ensayos.

¿Y cómo se trabaja en un equipo artístico de este nivel?

Con mucho placer y mucha seguridad. Estás trabajando con los mejores. Es como lo que decía del propio Festival y del Teatro Romano, uno intenta enseguida alejarse de esa sensación de impresión por estar trabajando con grandes e ir a atacar por esa suerte de compartir escenario con gente tan buena.

En realidad, es fácil si colocas la cabeza donde tiene que estar, que es en el trabajo.

¿Provoca más tensión el hecho de que el director de la obra que estás haciendo sea además tu padre?

Él acostumbra a trabajar con gente con la que tiene mucha confianza y en esa relación hay una exigencia muy grande.

Trabajé con él, el año pasado, con una producción de Focus para el Festival Grec de Barcelona. Esa experiencia está bastante reciente y sabía a lo que me atenía.

¿Cómo es su personaje de Tulia?

Conocemos poco de Tulia y, a través de este personaje, vemos el Cicerón más doméstico. Tenemos las palabras de Cicerón hacia el Senado y la ciudadanía, pero aquí Ernesto ha imaginado sus conversaciones con su hija en el entorno del hogar y familiar acerca de todo lo que acontece en Roma, sobre cómo afrontar un exilio, cómo enfrentarse a las dudas existenciales y políticas...

Tulia nos sirve un poco para ver esa parte de Cicerón, más que para conocer quién era la propia Tulia.

¿Trabajar con un texto como este le ha llevado a alguna reflexión sobre el panorama político actual?

La virtud de Tulia es alguien con unas ideas muy claras y con un criterio muy formado. Es capaz de confrontar y contraponer sus ideas con su padre pero tiene una capacidad muy grande de escucha, de comprensión, de ponerse en el papel del otro y de apreciar todos los puntos de vista.

Y eso es algo que creo que hoy nos falta mucho. Porque vamos a la opinión muy rápida y adoptamos muy fácilmente las opiniones mayoritarias o de otros. Yo quiero absorber esa capacidad crítica, de escuchar y de comprender que tiene Tulia.

¿Podría comparar por su integridad moral a Cicerón con algún dirigente actual?

No. Ese punto de vista lo encuentro en gente como escritores o músicos que manifiestan su opinión. Personas que a lo mejor les apetecería más estar callados pero de repente se dan cuenta de que pueden dar ejemplo de algún modo.

¿Qué cree que falta más en la sociedad: dirigentes excepcionales como Cicerón o ciudadanos como Tulia por esa capacidad crítica y de escucha?

Las dos cosas. Ahora tenemos unos dirigentes realmente pobres y creo que esta obra de algún modo invita a encender la mecha individual de cada uno sobre las posibilidades que tenemos de conocer y de tener sentido crítico

Además del texto, ¿de qué otra manera logrará esta obra conectar nuestra realidad con la roma antigua?

Antonio Belart se ha currado un vestuario muy sugerente que no está aquí y ahora pero que, cuando nos ponemos a viajar a otra era, nos invita a que la imaginación se vaya para allá muy fácilmente sin hacer ningún cambio.

Del mismo modo, pasa con la escenografía y el apoyo de sonido y luces. Con nada, con un mínimo, se consigue un efecto teatral sin abusar del artefacto teatral en sí.

Una joven actriz, que es su caso, ¿cómo ve el panorama de la interpretación en estos momentos?

Este es un trabajo muy inestable. No sabría hacer una radiografía del panorama general ahora mismo. Para cada actor, depende de la suerte que tenga, en qué círculos se meta o cuales sean sus inquietudes...

Es un momento que para algunas cosas es muy difícil y para otras hay mucha oportunidad. No sé si hay oportunidad para crear una carrera constante pero sí que se están abriendo nuevas maneras de trabajar y nos vamos adaptando a ellas.

Antes de comenzar una representación, ¿se prepara de alguna manera especial de cara a subir al escenario?

Siempre intento que haya un tiempo de concentración, para chequear cómo está el cuerpo, tener un momento de toma de conciencia y abrir los sentidos.

¿Qué le espera después de Mérida?

Habrá una gira bonita de esta obra y pasaremos por Barcelona y otras ciudades.