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PARA QUE NOS ENTENDAMOS: COMO MONTAR EN BICI

05 febrero 2018

¿Qué necesita un emprendedor?. Precisamente eso: su pasión y su ilusión, su convicción y vocación de querer y de creer...

Me refiero a que muchas veces experiencias muy sencillas sirven para responder o explicar cuestiones inicialmente complejas, o muy tratadas y debatidas. Y esto es lo que me sucedió a mí y que, desde que me vino el “destello” en forma de vivencia, utilizo y comparto cuando me preguntan (y no son pocas las veces) acerca de qué necesitan los emprendedores, cuáles son sus reivindicaciones, qué pienso del marco normativo para la empresa y el emprendimiento... En definitiva, cuando día sí y día también me enfrento a cualquier planteamiento sobre qué, cómo, porqué o cuándo emprender; y la “dichosa” y “manida” estrategia emprendedora.

 

Así, un día mi hijo de 4 años, muy aficionado a las bicicletas, a la velocidad y con cierta tendencia a la aventura, me pidió directamente que le enseñara a montar en bici sin ruedines (o patines auxiliares). Yo le dije que todavía era pequeño, que ya tendría tiempo, pero el insistió con firmeza, y finalmente le pregunte si estaba seguro y convencido, y con su peculiar “ceceo” pero con determinación me dijo: “zi”... Y ya no me resistí más... Normalmente donde más montamos en bicicleta es durante las vacaciones, cuando vamos a la playa, y pensé probar allí. De modo que el fin de semana que pudimos escaparnos acordamos afrontar el reto. Comenzamos el sábado por la mañana en una amplia explanada de aparcamientos de la urbanización, que al no estar en temporada alta se presentaba prácticamente sin coches ni obstáculos, quitamos los patines y ahí comenzaron ciertos miedos y dudas, porque después de un par de intentos con mi carrera de impulso y acompañamiento el proceso acabó en caída leve, pero el asfalto es duro y no invitaba a perseverar demasiado, por lo que la tentación de desistir era la nueva “bandera” del pequeño... Entonces pensamos una gran zona verde cercana a base de grama y césped... De nuevo se animó, pero la irregularidad del suelo y que, aun siendo extensa, obligada a giros y tenía límites incómodos donde acababa lo verde y empezaba el acerado, poco después de retomarlo, volvieron las reticencias, sin contar que los golpes aunque amortiguados no dejaban de ser en tierra firme y áspera... Fue ahí, y con el mar de fondo, donde nos miramos y me lancé a plantearle:

 

-      ¿Y si probamos en la arena de la playa ahora que esta la marea baja?... Esa arena está blandita, hay mucho espacio, no hay gente... Se lo explicaba tratando de incentivar y volver a encender su máximo interés y empeño.

-      Él, recuperando el gesto de entusiasmo respondió con su reconocible y contundente: “zi, vale...”.

Y allá que fuimos, bajamos a la playa y se puso a pedalear, en pocos minutos ya estaba montando en bici, él solo y le costaba mucho más parar que avanzar, no estaba obligado a girar y tenía una gran superficie para hacerlo, cuando al frenar perdía el equilibrio caía a la arena y, además de revolcarse divertido, no se quejaba de ningún daño, ni le restaba ni un ápice de sus ganas de volver a montarse... Era él, con su bici, sus ganas de pedalear, hacia un horizonte infinito, con una inmensa anchura, una superficie acogedora y agradable para reposar, caer y volver a levantarse, y toda su pasión y su compromiso por progresar cada vez más rápido y más lejos, hasta atreverse con giros, idas y venidas... Ese día, mi hijo, aprendió a montar en bicicleta y encontró el entorno adecuado para esforzarse y conseguirlo. Además, confesaré un “secreto” aquí que no lleva “multa”: sin casco, coderas o rodilleras...

 

¿Qué necesita un emprendedor?. Precisamente eso: su pasión y su ilusión, su convicción y vocación de querer y de creer; una bicicleta, esto es, un proyecto, una idea, una inquietud en forma de empresa; y un marco donde caerse no sea penalizado, no cause un daño, ni un deterioro o menoscabo creciente o drástico; un horizonte digno de explorarse, generoso, ilimitado; amplitud para poder girar, hacer cambios de ritmo y dirección, donde pueda fluir y competir el talento, la creatividad y la capacidad del emprendedor para llevar adelante su propósito empresarial. Tan fácil, tan difícil, pero desde luego no necesariamente complicado de entender.

 

Y una vez dispuesto e iniciado el pedaleo...tampoco es cuestión de descuidar carriles bicis adecuados, pensar en sensibilizar a la población con el respeto a los ciclistas, y no dejar de fomentar las bondades del “deporte” y sus beneficios para todos.

“Zi, ze puede...”.

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