La primavera ya llegó, aunque con este mal tiempo aún sigamos esperándola. No es mi estación favorita del año, porque mi alergía a las gramíneas me impide disfrutarla plenamente, pero reconozco que esas horas de luz y sol cambian mi ánimo.
Y es que como dice el refrán popular, “la primavera la sangre altera”. A algunas personas esta estación florida les provoca energía, mientras que otros sufren la famosa astenia primaveral.
¿Por qué ocurre esto? A los cambios de luz, le siguen cambios de hábitos ( pasamos más tiempo fuera de casa y generalmente haciendo mayor número de actividades de ocio), subidas de temperatura, etc que provocan un desequilibrio en el cuerpo y mente de algunas personas.
Si además, eres alérgico como yo, tendrás más cansancio del habitual, por el efecto de los fármacos que se usan para paliar los síntomas de alergía a gramíneas.
Lo más habitual es que nos sintamos más alegres y con menos cansancio en la primavera. Las hormonas juegan un papel fundamental. Por una parte se disminuye la secreción de la melatonina por el aumento de la luz solar, y por otra aumentan los niveles de serotonina, que es un neurotransmisor implicado en la regulación del estado de ánimo.
En algunas personas, por un desequilibrio corporal y niveles hormonales descompensados, se produce el efecto contrario, y pueden comenzar a notar bajadas en su estado de ánimo y mucho cansancio.
Generalmente todos necesitamos unas dos semanas para que el cuerpo pueda adaptarse a los cambios de luz. A veces, ver a la gente disfrutando en la calle y con alegría tendrá como consecuencia paradójica que te sientas más sólo y con menos ganas de disfrutar.