Llega la semana del terror, de la oscuridad y de lo tenebroso. Algunos se disfrazan para no ser reconocidos, otros para causar espanto en los demás, otros lo harán "porque toca"...Sin duda, en estos días en que se celebra Halloween el miedo está presente. Fuera de estas fechas yo también veo monstruos. Pero, aunque yo los vea de esa forma, quizá no lo son tanto, y tienen su parte buena. Porque los monstruos a veces también lloran, incluso en Halloween. Las personas no somos en general ni buenas ni malas ( siempre hay excepciones como todo el mundo sabe) y a veces caminamos de un lado hacia otro.
¿Conocéis el Efecto Lucifer? Este efecto parte de un experimento realizado en 1971 en EEUU donde a los participantes se les asignaban roles dentro de un entorno simulado de prisión. A los que les nombraron guardianes y vigilantes, se convirtieron en sádicos y abusadores en menos de una semana. Este experimento pone de manifiesto la influencia que tiene el entorno y las expectativas que tienen los demás sobre nosotros para pasar de "buenas" personas a no tan buenas. ¿Por qué sucumbieron al lado oscuro? Seguro que si preguntamos a los guardianes dirián que los prisioneros se lo merecían y "justificarían sus actos" . Y no sólo las personas con el rol de autoridad se transforman, también aquellos que quieren pertenecer a ese grupo o los que tienen un miedo atroz a no seguir las normas. Al finalizar este experimento sólo existían dos grupos "los otros y nosotros" difuminando nuestro sentido de la individualidad.
Al final, ni los buenos somos tan buenos, ni los malos son tan malos. Cada uno de nosotros podemos estar en un punto y en otro.
Recordar nuestros valores, nuestra ética nos protegerá siempre de irnos al lado negro aunque estemos muy influenciados por el entorno.
A la hora de emitir juicios sobre los demás también podemos comparar a los que nos rodean en base a nuestra premisa de lo que está bien y lo que está mal, sin pararnos a pensar que nuestras creencias sean las equivocadas.
