Con 35 años recién cumplidos, muchas voces abogan por la reforma de nuestra Constitución, de nuestra Carta Magna.
A veces las estadísticas de forma aislada pasan desapercibidas entre otros titulares más impactantes.
Imagínense a un pirómano vanagloriarse por haber ayudado a apagar el fuego.
Nuestros gobernantes parecen vivir en una realidad paralela, ajena al dramático día a día de millones de españoles.