Primer día del primer mes del año 1820. En el municipio sevillano de Las Cabezas de San Juan, el teniente coronel Rafael del Riego, con las tropas destinadas a embarcarse hacia las provincias americanas para cortar los movimientos independentistas, se subleva y proclama la Constitución de Cádiz, “la Pepa” aquella vigente desde el 19 de marzo de 1812 hasta que Fernando VII la deroga, al firmar en Valencia, 4 de mayo de 1814, un decreto por el que disolvía las Cortes, señalando: “...declaro que mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha constitución ni a decreto alguno de las Cortes generales y extraordinarias, a saber, los que sean depresivos de los derechos y prerrogativas de mi soberanía, establecidas por la constitución y las leyes en que de largo tiempo la nación ha vivido, sino el de declarar aquella constitución y tales decretos nulos y de ningún valor y efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubieran pasado jamás tales actos, y se quitasen de en medio del tiempo alguno, y sin obligación en mis pueblos y súbditos, de cualquiera clase y condición, a cumplirlos ni guardarlos...”
Los sucesivos pronunciamientos que se suceden por España -Zaragoza, Barcelona, Pamplona,…- colaborarán al éxito del levantamiento. En el mes de marzo, el monarca, muy en contra de sus deseos, convocará las Cortes y, el 9 de marzo de 1820, atemorizado, juró de forma falaz su acatamiento al texto constitucional aprobado por las Cortes gaditanas en 1812.
Ceremonias similares y celebraciones públicas se desarrollaron en diversas localidades tanto extremeñas –tema que precisa de un puntual trabajo investigador- como de otros territorios peninsulares, con lo que se podría buscar no sólo dar a conocer el texto constitucional sino que se jurara su obediencia para pasar de forma inmediata a su puesta en ejecución.
Pero no sólo se mostraba el regocijo popular e institucional por la nueva vigencia de la Constitución gaditana. De manera semejante se honraba y vitoreaba a los integrantes de las nuevas Cortes que iban a poner en ejecución el texto gaditano.
En un texto periodístico del momento -El Universal observador español-, N.º 50, correspondiente al viernes 30 de junio de 1820, se contiene una “Canción patriótica á las soberanas Córtes compuesta para el dia de la publicación y jura de la sagrada Constitución en la villa de Peñalsalado, provincia de Extremadura, partido de la Serena.” que reproducimos por cuanto significa la que se presenta como manifestación festiva del espíritu imperante entre ese vecindario ante la trascendencia del momento político de profundo cambio que se estaba viviendo.
Con el que aparece, me atrevería a asegurarlo, como error en el nombre de la localidad en la que se registra y se escuchó la Canción patriótica. Casi se conoce el lugar de los hechos pero se ubica en Peñasalado, en el Partido de la Serena, de la Provincia de Extremadura,…asumamos el error por la información que nos brinda.
(En el siguiente enlace, véase página 182 del siguiente volumen, en el que se contienen los ejemplares de esta publicación desde el 12 de mayo de 1820 hasta el 31 de diciembre)
La Canción decía:
Gloría, eterna alabanza
Al Nacional Congreso cantaremos:
Cantad nuestra esperanza,
y en himnos celebremos
De nuestra Patria el triunfo soberano,
Pasmo, asombro, esplendor del pueblo Hispano.
Vuestros tiernos acentos
Unid á los sonoros instrumentos:
Entonad dulce canto:
Cese aflicción y llanto;
En tan feliz y afortunado dia
Haya una sola voz, voz de alegría.
A Lino portentoso
Pedid su lira; suene armonioso
Su clave y sus bordones;
Dulces himnos, canciones
La patriótica voz trine suave
Con placer inmortal que nunca acabe.
Para mayor recreo
Su cítara sonora os preste Orpheo:
Amphion la suya tana;
Vida dé á esa montaña,
Y como en Thebas vuele el mármol duro
A levantar de España el nuevo muro.
También con lira de oro
Celebre el rubio Apolo en vuestro coro
Al inmortal Congreso:
Con júbilo travieso,
Con saltos y palmadas
Sean nuestras choreas celebradas.
Plectros, flautas sonoras
En tan festivas y plausibles horas
Asocien nuestro canto:
Dando al Senado canto
Como en prueba de amor salud eterna
Por la Constitución que nos gobierna.
Cantemos, ciudadanos:
Cesen los miedos y temores vanos;
Dad en el santo templo
De amor un raro ejemplo:
Postrados ante el Dios de las Naciones,
Ríndanos gracias, votos y oraciones.
El Código juremos,
Y sus máximas santas celebremos:
Cantad: á nuestra usanza
Una pública danza
Suene armoniosa en plazas y corrillos
De gaitas, tejoletas y palillos.
En los bailes pueriles
Salten niños y jóvenes á miles;
La voz de su contento
Llegue hasta el firmamento;
Y todos canten con eI grave anciano
Salve de amor al Cuerpo Soberano.