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LA HISTORIA SE REPITE

23 diciembre 2017

Creo recordar que era Carlos Marx el que señalaba y afirmaba con rotundidad “la historia ocurre dos veces, la primera vez como tragedia, y la segunda como farsa”.

Creo recordar que era Carlos Marx el que señalaba y afirmaba con rotundidad “la historia ocurre dos veces, la primera vez como tragedia, y la segunda como farsa”. No sólo parece afirmación segura. Es verdad casi axiomática de tal forma que las posteriores apariciones de un hecho en el acontecer histórico, lo vienen a probar.

Llevamos largo, dilatado, ya hasta cansino tiempo, ocupados y preocupados en conocer la cambiante actualidad ligada a la problemática catalana, a su intento de evadirse de España usando de artimañas de pésimos trileros, mintiendo inmisericordes y sin el rubor, con desfachatez, desvirtuando argumentos, hechos y realidades, como buenos troleros. Caminando por una senda falaz, ha buscado apoyos internacionales para cuyos resultados podríamos aplicar aquel “cero patatero”. Por no insistir en las ajustadas y acertadas valoraciones que han sido presentadas, mostrando la falsedad e ilegalidad de un recorrido concluido, como no podría ser de otro modo, con la aplicación de la legalidad recogida en nuestro texto constitucional.

Pero demos un breve repaso a una lección bien sabida. A la altura de 1714, terminada la Guerra de Sucesión a la Corona de España, Barcelona, era ciudad de unos 37.000 habitantes, que según escriben los historiadores, en el siglo XVI había sido atacada por la peste en más de diez ocasiones y en otras dos a lo largo del XVII. En tanto, otras ciudades peninsulares -Sevilla, Madrid, Lisboa, Bilbao,..- eran más ricas y pobladas, situación ligada al supuesto monopolio del comercio americano con los puertos de la fachada atlántica peninsular y la escasa participación catalana en ese comercio; al comercio con Flandes e Inglaterra y a la consolidación de Madrid como capital de los Áustrias. Por el contrario, el territorio catalán, en la Corona de Aragón, se encontraba entre las zonas peninsulares más deprimidas. Como señalaba Pierre Vilar “Barcelona aparecía a fines del siglo XV, en el momento del descubrimiento, como una ciudad apagada, en pleno retroceso demográfico y económico, en frente de una Sevilla en plena expansión humana y comercial.”

Y fueron los Borbones, esos tan denostados Borbones autores de todas las maldades que a cualquier alocada mente independentista -por lo general falseadora de la verdad histórica- se le ocurra, a la dinastía que ha concitado el odio de aquellos que dieron pábulo a las patrañas psudohistóricas, los que modificaron esta situación, cuando en 1778 habilitan el puerto de Barcelona como uno de los autorizados para el ejercicio del libre comercio con América. La ciudad creció, cuadriplicando su población, y toda Cataluña mejoró en sus niveles de riqueza.

De forma semejante el comercio de esclavos desde África a Indias se puso en manos de la burguesía catalana, en régimen de monopolio. Sus elevados beneficios fueron usados para reforzar la naciente industria textil catalana.

A lo largo del XIX, desde decisiones gubernamentales, se protegió a esta poco competitiva industria aplicando altos aranceles aduaneros a los paños ingleses y flamencos, lo que se originó que a la lana y trigo castellanos exportada a Países Bajos e Inglaterra se les aplicasen los mismos aranceles Dejaron de exportarse. Ambos se depreciaron en España mientras que los paños se encarecieron. Y fue Cataluña la gran beneficiada.

Los viajeros foráneos son testigos de excepción. Stendhal, 1838, en sus Memorias de un turista comentaba: “Cabe señalar que en Barcelona predican la virtud más pura, el beneficio general y que a la vez quieren tener un privilegio: una contradicción divertida. Estos señores quieren leyes justas, a excepción de la ley de aduana, que se debe hacer a su gusto. Los catalanes piden que todo español que hace uso de telas de algodón pague cuatro francos al año, por el solo hecho de existir Cataluña. Por ejemplo, es necesario que el español de Granada, de La Coruña o de Málaga no compre los productos británicos de algodón, que son excelentes y que cuestan un franco la unidad, pero que utilice los productos de algodón de Cataluña, muy inferiores, y que cuestan tres francos la unidad.”

No es sólo el visitante. El 25 de septiembre de 1852, Juan Bravo Murillo, como Ministro de Hacienda trasladaba -Gaceta de Madrid. 8 octubre 1852- la decisión regia ordenada “en vista de una instancia de varios fabricantes de cardas de la provincia de Barcelona, en que solicitan se eleven los derechos que el Arancel señala á la importación de las extranjeras”;

Y habría que recordar aquellas palabras de Josep Pla i Casadevall, quien en sus reflexiones y defensa de cierto catalanismo, pese a lo cual también se refiere a  que "Hablando con sinceridad, el catalán es un pueblo llorica, nunca está contento".

Las ensoñaciones científicas de gentes, de supuestos conocedores de la otra verdad histórica, empeñados en presentarnos, cuan si el resto de sus compatriotas fueran fácilmente engañables fueron apareciendo en tiempos bien pretéritos. Por ejemplo, en los últimos momentos del siglo XIX, don Santiago Ramón y Cajal hubo de manifestarse contra pretendida y aportada “superioridad del cráneo catalán” y hubo de combatir y desenmascarar las teorías pseudocientíficas que ya entonces alimentaban el separatismo catalán.

El hecho no era nuevo. Desde hace largos años, son varios los supuestos y autoproclamados y falaces investigadores ocupados reinventar los tiempos pasados para presentarnos, para tratar de delinear esa burda mentira que pudiera crear un pasado artificial como fundamentación de sus ensoñaciones. Ya lo destacaba, allá por mediados de junio de 2006, el académico Juan Pablo Fusi mostrando su oposición al uso interesadamente dirigista del pasado, declarando de forma acertada: “La propaganda la escriben los vencedores; la historia la escriben los historiadores”.

Los privilegios se incrementan: el franquismo en su Plan de Desarrollo, dedicó el 40 % del dinero destinado al INI a Cataluña, con SEAT a la cabeza; el 20 % al País Vasco y otro 20 % a Madrid. Y un 20 % para el resto de España. Consecuencia: el rápido ascenso económico de unas zonas mientras el resto…siguió aportando emigrantes/mano de obra barata reforzando su estado de miseria.

En los momentos actuales, se sigue usando las mismas impresentables y egoístas estrategias. Me refiero a la propuesta del Consejo Regulador del Cava, órgano asentado y controlado en y desde Cataluña  para que el Estado no autorice la plantación de nuevas hectáreas de viñas para la producción de cava durante los años 2018, 2019 y 2020, a lo que la Junta de Extremadura ya ha declarado su oposición formal y jurídica. Pues no olvidemos que en la pasada  presentación en Bruselas de la Fundación Academia Europea de Yuste se brindó con cava extremeño, que también fue degustado en la recepción que la Embajada de España en Bélgica ofreció el Día de la Hispanidad.

Otros textos, quizás esclarecedores, pueden ser aportados en aras de una mayor comprensión de esta llamada a la Historia. En El Pueblo, Diario Republicano de Valencia, 13 de junio de 1907, Vicente Blasco Ibáñez escribía: “Valencia ha sido la Cenicienta del Mediterráneo, en cuyo puerto impera la más honda miseria por culpa de Barcelona,…que es el verdugo de Levante, que quiere convertir toda España en huevo para tragarse hasta la cáscara, que envía a nuestra ciudad sus productos libremente, sin que sufran ningún impuesto a su entrada y en cambio, la pasa, la naranja y las legumbres valencianas pagan un enorme tributo municipal al entrar en Barcelona.

En 1640, Quevedo expresaba: “En tanto Cataluña quedase un sólo catalán y piedras en los campos desiertos, hemos de tener enemigos y guerras.” Por su parte, Ramiro Ledesma opinaba que “Si una mayoría de catalanes se empeñan en perturbar la ruta hispánica, habrá que plantearse la posibilidad de convertir esa tierra en colonia y trasladar allí los ejércitos del norte de África. Todo menos…lo contrario

Hay una frase, al parecer de 1842 atribuida al General Baldomero Espartero, según la cual cada cincuenta años habría que bombardear Barcelona “para mantenerla a raya."

Termino. Con las palabras, casi proféticas, que en 1984 pronunciaba quien era Presidente del Gobierno, Felipe González: “El terrorismo en el País Vasco es una cuestión de orden público, pero el verdadero peligro es el hecho diferencial catalán,

Para nuestra fortuna y la tranquilidad nacional, la justicia decide. La unión de los partidos constitucionalistas y las actuaciones de la Justicia, está poniendo fin a los peligros de este intento secesionista, para el que sus responsables buscan y arguyen, interesada y torticeramente, confundir sus falaces opiniones y personales necesidades con las de todo el pueblo catalán, que ha vuelto a mostrar de forma mayoritaria su oposición a alocadas sinrazones y permanentes falsedades. A 23 de diciembre, en vísperas de ese Niño que nos va a nacer, parece seguimos igual, el independentismo, los independentistas, siguen intentando hacernos pasar por gente de escasas luces, imaginando que somos incapaces de ver su falsedad argumental y su ubicación al margen de la norma elemental de convivencia. En verdad, no se porque recuerdo aquello de que "Cuando un tonto coge una vereda,...”

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OPINIÓN DE NUESTROS LECTORES

Hipólito Guisado 12:32 23 diciembre 2017

Maravilla de relato.Deberian de leerlo el iluminado de Puigdemon en Bruselas y su compinche en la cárcel. Escrito que demuestra la categoría de nuestro Fernando Cortés. Enhorabuena

M.carmen 12:15 23 diciembre 2017

Fernando, muy buena recopilación de datos históricos y opiniones relevantes sobre Cataluña. Realmente es uno de los graves problemas que tiene España.

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