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1 DE ABRIL: DÍA DE LAS MENTIRAS

02 abril 2017

¡Tan cerca y tan lejos! ¡Tan distantes como el primer día de abril de los finales de diciembre! Así estamos, a veces, de separados españoles y portugueses...

¡Tan cerca y tan lejos! ¡Tan distantes como el primer día de abril de los finales de diciembre! Así estamos, a veces, de separados españoles y portugueses. Pero no el español de Gerona del portugués de Faro, no el portugués de Aveiro del español de Almeria,…lo que hasta podría ser entendible y hasta, quien lo sabe, justificable.

Pero no. Hay distancias casi insondables entre gentes que estamos, como quien dice, a dos pasos.

A dos pasos, pero separados por esa Raya, por esa Frontera ya desaparecida en una Europa que dicen unida pero que ahora intentamos borrar aunque sigue ahí, aferrada a las ancestrales diferencias que durante largos siglos distanciaron a dos pueblos unidos por una geografía unitaria y obligados por unas estructuras políticas divergentes a separarse.

Las diferencias se dan, como la que intento comentar, en realidades simples y hasta insignificantes, pero que parecen mostrar divergencias estructurales profundas.

En España, ¿qué dia del mes, coincidente con uno de la semana, es sinónimo de mala suerte, de ser propicio para una desgracia? Claro, 13 y martes, día de las manías y de las fobias. Los hispanos lo tenemos claro: “Martes 13, ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes”. Si, cierto, irracionalidades pero que se plasman en hechos sorprendentes: ¿Existe la fila 13 en los asientos de un avión?

Y desde esta tierra extremeña en que escribo, es bien conocido que más allá de esa vetusta Raya, lo peligroso no es el “martes 13”, no, ni mucho menos, allí el miedo se asienta en el “viernes 13”, de fuerte raigambre anglosajona, que según dicen se explica -si es que lo irracional tiene explicación racional- por la conjunción del día en que Jesucristo fue crucificado con la suma de los 13 discípulos, incluyendo a San Matías.

Pero ignoro si será igual de conocido el que nuestros vecinos lusitanos denominan Dia das Mentiras. Un día en el que no sólo pueden contar mentiras a sus familiares, amigos y conocidos. Y hasta desconocidos. Un día en que hay que contarlas. Un día en el que se habrán de contar esa mentira tan bien hilvanada y tan bien trabajada en sus circunstancias y matices que parezca verdad, vamos, una mentira que sea verdad incuestionable y como tal todos la cream.

Dia das mentiras, Dia dos enganos, Dia dos Bobos. ¿Te suena, amable lector? Claro, es el Día de los Santos Inocentes. Ese “nuestro” 28 de diciembre en el que nos exponemos a que nos engañen, desde nuestros seres más cercanos y queridos pasando por los amigos hasta llegar a los medios de comunicación de cualquier tipo y nos presenten realidades, situaciones y aconteceres que pueden sorprendernos para que asumimos por su cierta lógica y por la confianza que en su transmisor tenemos.

La tradición viene bien de lejos. Según me relataron, aunque nunca lo constaté, en esos finales del diciembre de 1905, en las páginas del ABC se informaba como el Viaducto de la madrileña calle Bailén se había derrumbado.

Recuerda que no hace muchos años, un 28 de diciembre, un conocido cantante hispano anunciaba en su Twitter a sus casi ocho millones de seguidores: "Hoy he decidido retirarme de la música. Fue bonito mientras duró. Gracias por todo. Hasta siempre". Y hubo lágrimas y griteríos de protesta. Hasta que el bromista declaraba su mentira.

¿O quién de nosotros no se ha paseado y exhibido con un monigote de papel pegado en nuestra espalda? O hemos intentado colgarlo al amigo de turno.

Según parece, el origen del “día” se encuentra en la Francia de mediados del siglo XVI y los cambios ligados a la sustitución del calendario juliano por el gregoriano. Y las bromas que en ese primero de abril se gastaban fueron extendiéndose. En Francia, el día es conocido como “poisson d’avril”; en Italia como “pesce d’aprile”. En ámbitos anglosajones, se denominan April Fools' Day, "Dia de los Tontos de Abril".

También se celebra en Galicia, donde es conocido como Dia dos Enganos. Y en Menorca: Dia d'enganyar, el día de engañar.

Día de las mentiras y Día de los Santos Inocentes. Tan iguales y tan distintas y distantes en el calendario. La una parece de raigambre pagana como inicio de la siempre cálida y sensual primavera y bíblica la otra, en recuerdo de las feroces decisiones de Herodes.

Ignoro sus realidades profundas y sus orígenes. Una cosa es cierta y verdadera. Son celebraciones jocosa, divertidas, festivas. Y, si me apuran, hasta propician la agilidad mental y aguzar el ingenio. Con la “inocentada”, tratamos de engañar honestamente al otro. Como buscamos no ser uno mismo el engañado.

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