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MAESTROS PACENSES DEL SIGLO XIX (I): DON ELOY MUNDI DOMÍNGUEZ

21 octubre 2016

Una de las líneas de investigación histórica que durante bastante tiempo desarrollé, y desarrollo, pretendía...

Una de las líneas de investigación histórica que durante bastante tiempo desarrollé, y desarrollo, pretendía guardar relación con la aprehensión de las realidades estructurales de la educación y la instrucción, de modo prioritario primaria, presentes en la provincia del Badajoz a lo largo del siglo XIX, buscando la aproximación a las sucesivas etapas de su implantación a nivel de las diversas localidades y territorios más extensos, primero con las iniciativas locales, de municipios o de particulares, que financian a maestros o gentes que actúan como tales para ofrecer a sus hijos o convecinos más jóvenes las oportunidades de poder enriquecer su personalidad y su futuro con los beneficios que las prácticas educativas reportarán para las personas, hasta llegar a la declaración formal de una escuela primaria universal y gratuita para todos los niños y niñas de seis a nueve años y el largo y demorado proceso hasta llegar a su plena realización.

  

        Me he acercado a muchos hombres y mujeres que constituyeron una pléyade de Maestros y de Maestras que por toda la geografía rural de la provincia de Badajoz –como fue en todo el territorio del Estado- buscaron educar e instruir a las niñas y niños que la Sociedad y el Estado les encomendaba. Los he visto incomprendidos y en ocasiones maltratados por esa Sociedad que pregonaba pomposamente la bondad e importancia de su tarea pero que, a la vez y al mismo tiempo, se mostraba egoísta y cicatera ante sus más esenciales necesidades, sean de tipo personal, sean las profesionales que sólo redundarían en provecho de su alumnado. Los he visto abrumados por las carencias que habían de padecer; los he visto gozosos y felices ante el reconocimiento de la labor que desarrollaban o ante las pruebas en las que sus alumnos ofrecían de la bondad de sus trabajos docentes y de su buen quehacer al frente de sus escuelas; los he visto formándose y opositando a la plaza docente que deseaban alcanzar; los he visto y he intuido su vida familiar; los he visto jubilarse y hasta desaparecer en una breve nota que a lo sumo representaba un cariñoso y entrañable recuerdo o un mero compromiso social.

          Muchos fueron unos extraordinarios Maestros y Maestras, como los tantos y tantas que les precedieron, como los tantos y tantas que tomaron la antorcha de su espléndido quehacer prosiguiendo con el mismo empeño la tarea de educar e instruir a niños y niñas, como los tantos y tantas que ahora se enfrentan a nuevos retos educativos,…

          A algunos de ellos desearía recordar en sucesivas entradas de este blog que, amable lector, concita su atención. A sus vidas y a las noticias que de ellas han llegado hasta nosotros. O a las circunstancias, gozosas o dolorosas, por las que hubieron de transitar. Ese es mi deseo, que espero cumplir, intentando acercarles a alguno de estos docentes o a esas situaciones de sus vidas.   

 

         Y, a lo mejor, quien sabe, incentivar y propiciar que desde los que fueron sus ámbitos locales se profundice en el conocimiento de las que fueron sus realidades vivenciales en sus vidas, en sus escuelas, en sus quehaceres docentes,…lo que en definitiva, redundará en una profundización de nuestros conocimientos sobre la pasada historia de la educación extremeña ya que, como en todos los aspectos del saber histórico, son precisos los conocimientos de las realidades locales y comarcales para construir y aprehender las realidades estructurales de ámbitos territoriales más extensos.

          Sólo partiendo de lo local y de lo particular podremos llegar e inferir lo general. Y de ahí esta llamada, esta invitación, a que se investigue en los pueblos sobre la multiplicidad de aspectos de las estructuras educativas que en tiempo pasado se desarrollaron y profundicen en el conocimiento de los maestros y maestras que ejercieron en sus escuelas.

          Algunos de estos hombres y mujeres, bastantes de estos Maestros y Maestras que a lo largo del siglo XIX asumieron la responsabilidad docente y desempeñaron sus tareas en el mismo pueblo, permaneciendo a lo largo de dilatados períodos de tiempo. Por ello, se pueden aportar ejemplos que testimonian una considerable estabilidad del Magisterio local, con muchos años de servicios al frente de la misma escuela y de residencia en la misma localidad. Muchos de estos hombres y mujeres llegaron a esos pueblos -… donde habían nacido…el lugar en que podían desempeñar la función para la que se habían preparado…así les cupo en suerte o en desgracia,...- y en ellos se asentaron y allí acabaron sus días.

          Uno de ellos, sin que ello signifique ningún elemento de prelación sobre otros y otras que intentaremos más adelante presentar, es Don Eloy Mundi Domínguez, Maestro de la escuela elemental de Salvatierra de los Barros.

          Este hombre, ante la gravedad de la situación que el magisterio provincial estaba pasando en los años finales del siglo XIX, por las dilatadas y casi generalizadas demoras municipales en el abono puntual de sus haberes, la que en su momento fue llamada “la cuestión de los pagos” situación que por el estado actual de nuestros todavía cortos conocimientos del tema. Para ciertos momentos y para bastantes Ayuntamientos estas demoras, esos retrasos, se agravaba hasta extremos insostenibles.

          Ante ello, Eloy Mundi, en el periódico profesional El Magisterio Extremeño, n.º 21, Badajoz, 8 de junio de 1890, en carta fechada en ese mismo mes, entre otras opiniones, producto del escrito que dirigió a el diario El Imparcial y de lo comentarios expuestos por El Boletín del Magisterio, señala: "Yo protesto y he de protestar, si bien será una protesta pigmea de la situación escandalosa e inmerecida de abandono porque pasa el Magisterio español, en tanto haya uno solo sin pagar, aunque yo coma á dos carrillos..."

          Ya menos de un par de años antes se comenzaba a detectar el recrudecimiento de estos retrasos. En la Sección Crónica de las Provincias, Badajoz, se inserta una carta dirigida al Director de El Magisterio Extremeño-Onubense, Badajoz, 8 de abril de 1889, en la que uno de los Maestros de Villanueva del Fresno, Don Cándido Fernández Fernández, un destacado Maestro sobre el que ya el Cronista de esa localidad Manuel Hurtado Fadrique ha escrito

 ( http://www.villanuevadelfresno.es/plantilla.php?enlace=archivo_historico )

y sobre el que habremos de volver en próxima entrada, manifiesta su personal opinión sobre la problemática de los haberes globalmente adeudados al Magisterio provincial: "Desde luego siento mi plaza incondicionalmente, con mis 67 años de edad mis 43 de prácticas en este pueblo, en el banderín levantado por mis estimo dos compañeros D. Juan García Gil y D. Manuel de la Cruz Sánchez; pero quisiera también que con las escurrajas que nos cedan generosamente lo delegados de Hacienda, nos suscribiéramos para levantar un monumento de gloria á los desgraciados maestros que enseñaron á escribir su nombre á nuestros actuales ministros de Hacienda y Fomento."

          Don Juan García Gil era Maestro en Almendralejo y Don Manuel de la Cruz Sánchez en Fuente de Cantos. Ambos habían expresado sus opiniones, respondiendo así a la invitación formulada por el periódico profesional El Magisterio Extremeño-Onubense para que los maestros asociasen sus esfuerzos en la resolución de "la cuestión de los pagos". Sus cartas se habían publicado en el número 13 del semanario, Badajoz, 1 de abril de 1889.

          La situación no se modifica. Pese a que se producen interpelaciones parlamentarias, en las que a la par de mostrarse formas y actuaciones de oposición parlamentarias, se patentiza la reali­dad cada vez más compleja a la que Maestros y Maestras han de hacer frente. Por ejemplo, en sesión del Congreso de los Diputados de 19 de enero de 1891, el Sr. Baselga, Diputado por de Badajoz, y la respuesta del Sr. Linares Rivas, Ministro de Fomento, sobre "el estado de penuria de algunos profesores de instrucción primaria de la provincia de Badajoz". En la respuesta del responsable ministerial se encuentra el reconocimiento de la realidad denunciada.

          Y comienza a demandarse, en principio fuera de la provincia, pero pronto en su interior, ahora ya con un claro tono amenazante y haciéndose eco de voces foráneas, que "Cerraremos las escuelas".

 

          Se levantan airadas protestas y se proponen soluciones revolucionarias. Y ese Maestro de Salvatierra, Don Eloy Mundi Domínguez, publica en el número 40, Badajoz, 1 de septiembre de 1891, de El Magisterio Extremeño,una carta genéricamente dirigida "A los Maestros españoles", en la que partiendo de posiciones de lucha de clases, propone la unión de todos los Maestros españoles y la adopción de medidas que contrarresten el aislamiento que padecen, causa esencial de su indefensión. Y va más allá: "Si no es bastante, cerremos las escuelas un día prefijado. Tengamos corazón de hombres, y si hemos de representar el papel de mártires, sea heroicamente y con fruto para el porvenir: que no sea estéril sino fecundo, á lo menos para nuestros sucesores venideros, como lo fue el de Scévola ó el de Velarde. ¿Es preciso más? Establezcámonos en forma masónica; preparemos las generaciones venideras de tal forma, que al trascurso de diez ó veinte años, comicios ó los cuarteles tirarán con un estado de cosas que nos oprime y oprime al país, y que tiene su cimiento en la mayor ignorancia del pueblo soberano. Necesitamos demostrar que podemos hacer daño, sino se nos asesinará moralmente y se continuará materialmente robándonos.

          Unos propósitos revolucionarios parecen guiar el pensamiento del humilde Maestro, aunque a renglón seguido, antes de una significativa despedida -"Salud y fraternidad os desea, y también un buen Ministro ó un poco más de unión, vuestro compañero de infortunio, E. Mundi."-, expresa su escasa confianza en el colectivo: "Sin la más remota esperanza de que me oigáis y sin ilusiones de ningún género respecto á nosotros mismos, escribo esto: por eso, sin tomarme el trabajo de hablar en serio, indico á la ligera por segunda vez el único y recto camino para llegar á la meta de nuestras humildes legítimas aspiraciones. En España, la justicia es cara."

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