En la Ribera de Navarra, los colores pintan un paisaje único: el ocre de sus monumentos, el verde de sus fértiles huertas, el rojo de sus vinos y el dorado del aceite y el sol. Pero al caer la noche, este vibrante mosaico se transforma en un cielo azul oscuro salpicado de estrellas, convirtiendo el territorio en un lugar excepcional para el astroturismo.
Después de más de 20.000 medidas de calidad de cielo en el territorio y observación de entornos de oscuridad por encima de los 21,0 mag/arcsec2, ese potencial celeste ha sido reconocido por...
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