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24 noviembre 2025
Los suelos cerámicos se han convertido en uno de los materiales más demandados en reformas de viviendas y locales comerciales. Su combinación de resistencia, estética y mantenimiento sencillo hacen que compitan directamente con materiales como la madera, piedra natural o mármol, aunque ofreciendo una relación calidad-precio muy tentadora e, incluso, durabilidad.
Empresas especializadas como Mavisan son fundamentales para adquirir este tipo de suelos con garantías y calidad. No solo venden baldosas, sino que asesoran sobre cuál es la mejor opción o tipo de porcelánico más adecuado, el tamaño y corte de cada pieza y cómo hay que instalarlas.
Mavisan, con una amplia trayectoria reformando viviendas, ayuda para que eñ resultado final no sea únicamente bello, sino también duradero y que no ofrezca problemas más adelante.
Desde el punto de vista técnico, es una baldosa cerámica hecha con pastas muy depuradas y cocidas a elevada presión y temperatura. Este proceso hace que sea un material muy compacto, con muy poca absorción de agua y muy resistente mecánicamente.
En la práctica, esto da lugar a suelos que no solo no se rallan con facilidad, sino que resisten golpes, productos de limpieza, rayaduras, cambios de temperatura y humedad sin alterarse. Por eso son tan usados en viviendas y oficinas, pero también en tiendas, restaurantes o zonas de tránsito elevado.
No necesitan de mantenimientos especiales y pueden mantener el nivel de belleza original durante años.
Hay una serie de razones que pueden explicar por qué es el revestimiento favorito de arquitectos, interioristas y personas no versadas en el mundo de la decoración:
Durabilidad y resistencia: resiste bien la abrasión diaria, el tránsito continuo y los golpes menores habituales en cualquier hogar o comercio.
Baja absorción de agua: perfecto para cocinas, cuartos de baño, terrazas techadas y áreas expuestas periódicamente a la humedad.
Fácil mantenimiento: la limpieza diaria se reduce a barrer, aspirar y fregar con productos comunes, sin necesidad de barnices o tratamientos especiales.
Amplia oferta estética: se puede encontrar desde imitaciones de madera, piedra, cemento pulido o mármol que parecen reales a colores lisos y motivos más innovadores.
Versatilidad de uso: funciona tanto para interiores como exteriores y permite dar continuidad visual a toda la vivienda.
Todos estos beneficios se ven potenciados cuando se le suma una instalación profesional. Un rejuntado deficiente, la falta de nivelación o un error de replanteo pueden estropear un producto excelente. Por eso es tan importante contar expertos en colocación, como los de Mavisan, acostumbrados a trabajar con distintos formatos y requerimientos técnicos.
La capacidad de adaptación estética es una de las grandes fortalezas del suelo porcelánico. Quien busca un ambiente cálido puede optar por porcelánicos imitación madera, con vetas realistas y tonos que van desde los robles claros nórdicos hasta maderas oscuras y elegantes. Quien opta por un estilo urbano o industrial suele elegir acabados tipo cemento, hormigón o piedra gris.
Los modelos efecto mármol han demostrado ser muy populares cuando se necesitan espacios tradicionales y elegantes sin el coste y mantenimiento del mármol natural.
Mavisan ayuda a combinar estos materiales para crear transiciones suaves entre estancias: por ejemplo, mismo porcelánico en salón y cocina americana, y una versión antideslizante en la terraza o el balcón que mantenga el mismo tono y vetas.
Colocar suelo porcelánico no es solo “poner baldosas”. Hay que revisar el soporte, nivelarlo, elegir el adhesivo adecuado, decidir el sentido de colocación, el ancho y color de la junta y resolver encuentros con escaleras o puertas.
Una empresa como Mavisan puede asumir toda la obra: desde la retirada del pavimento antiguo y la preparación del suelo hasta la colocación del nuevo porcelánico y los remates finales.
Aunque pueden usarse en prácticamente cualquier estancia, hay espacios donde los suelos porcelánicos muestran todo su potencial. En cocinas resisten manchas de grasa, caída de utensilios y limpieza frecuente. En baños, la baja absorción de agua y la posibilidad de elegir superficies antideslizantes lo convierten en una apuesta segura. En locales comerciales y oficinas, su resistencia al tránsito y estabilidad estética son grandes ventajas. En terrazas y exteriores soporta bien la intemperie y los cambios de temperatura.
Al tener que decidir, conviene tener en cuenta algunos criterios prácticos:
Uso real del espacio. No es lo mismo un baño de cortesía que un salón donde se reúnen muchas personas, ni una vivienda con mascotas, que un estudio de una sola persona.
Acabado superficial. En zonas húmedas o exteriores, conviene priorizar acabados antideslizantes, pero para salón o dormitorios un mate suave es más agradable.
El formato de las piezas. Las grandes baldosas agrandan visualmente el espacio, pero son más exigentes en la colocación, mientras que en estancias pequeñas o quebradas, una mediana facilita el trabajo.
El tono y diseño. Los claros dan sensación de amplitud y luminosidad, pero una serie de los tonos medios o grisáceos disimulan mejor la suciedad del día a día.
Coherencia global. Lo ideal es pensar en toda la casa o local y no solo en una estancia, de manera que el suelo ayude a cohesionar visualmente el proyecto.
