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11 marzo 2022 | Publicado : 14:01 (11/03/2022) | Actualizado: 14:01 (11/03/2022)
El final del curso académico se acerca y los estudiantes de grado y máster de último año se preparan para entregar y presentar sus trabajos finales: TFG los de grado y TFM los de máster. Este es sin duda un momento trascendental para ellos.
A nivel personal, la presentación del TFG o TFM supone cerrar un ciclo formativo y de realización individual. Académicamente, aprobar este trabajo significa demostrar haber adquirido todos los conocimientos necesarios para conseguir una titulación
¿Qué puede salir mal?
Estas son algunas de las situaciones más comprometedoras a la hora de redactar y presentar un trabajo final en la universidad:
Esta circunstancia no siempre es culpa de las líneas ofertadas desde el departamento o la universidad. De hecho se da más a menudo entre alumnos que escogen libremente el tema, sobre todo cuando sus pretensiones o su inmadurez les hacen decantarse por investigaciones poco realistas en cuanto a tiempo y recursos. Si ti tutor te ofrece ayuda con el TFM a la hora de elegir o matizar el título, acéptala. Empezarás con buen pie.
La mayoría de alumnos universitarios consultados reconocen abiertamente (siempre a toro pasado) su decepción respecto a la tutorización. Basta con charlar distendidamente con quienes han entregado su trabajo final en los últimos 10 años para descubrir que no se contestó a sus mensajes, no se llegó a hacer un verdadero seguimiento del proceso y que las explicaciones que recibieron fueron únicamente de tipo general.
Éste es un drama al que se enfrentan muchos estudiantes, sin llegar a comprender realmente qué es lo que quiere el tutor. Algunos se lo toman con filosofía y llegan a asumir que, presenten lo que presenten durante las tutorías, el profesor siempre les pedirá cambios que justifiquen su tutorización. Otros recurren directamente a una academia de TFG externa.
La mayoría de universidades se aseguran de estar aprobando trabajos originales mediante un sistema sencillo: pasan el texto por un software de detección de plagio. Esto suele hacerse antes de llegar al momento del “visto bueno” por parte del tutor, descartándose su presentación ante el tribunal si el informe emitido es desfavorable.
El drama llega cuando un trabajo final muestra un porcentaje de originalidad muy bajo y párrafos problemáticos, susceptibles de ser considerados plagio por su coincidencia con otros textos publicados.
En la mayor parte de los casos el problema se solventaría explicando al alumno cómo se debe citar y utilizando este recurso para enseñarle, y no tanto para tratar de pillarle copiando. Puedes asegurarte de que tu texto pasará este test en https://hazmitrabajo.es/ donde no se limitan a darte el informe del software, sino que un tutor te sugiere cambios que ellos podrían hacer para mejorar el trabajo.
Es el momento más temido por la mayoría: la presentación del TFG o TFG delante de un tribunal. Para comprender por qué puede ser tan traumático, basta con considerar tres cosas:
La mayoría de alumnos no han recibido nociones sobre cómo hablar en público. Muchos ni siquiera han llegado a hacer nunca una presentación.
El proceso de presentación intimida: al final del mismo se emite la nota de la que muchos alumnos depende para aprobar los últimos créditos con los que titularse.
El tribunal hace preguntas y espera respuestas inmediatas por parte del alumno.
Prepararse para este momento es la mejor baza: hay que asumir que se estará nervioso, ensayar anteriormente con público, prever las posibles preguntas y contar con un plan B y C en caso de que el proyector no funciones.
