27 mayo 2021
Ninguna vivienda es inmune al paso del tiempo. Y muchas personas tiemblan cuando escuchan la palabra “reforma”. Lo primero que les viene a la cabeza son gastos fuera de control y plazo irreales.
Por eso, es crucial que pongas en una balanza tus necesidades, posibilidad de inversión y disponibilidad de tiempo para embarcarte en un proceso de renovación del hogar.
Algunos consejos para empezar son:
A veces nos apegamos a un espacio incluso cuando nuestra vida actual ya no encaja más en él. Evaluar la situación no se trata solo de la parte material y los costes. Existe una parte emocional y una parte práctica que es fundamental considerar.
Así que para comenzar, pregúntate:
¿Este espacio sigue siendo suficiente para mis necesidades actuales? ¿Cabe bien toda la familia?
¿Cómo me siento en el barrio? ¿Tiene sentido seguir aquí?
Lo siguiente es hacer una revisión estructural para tener claro todo lo que sería necesario hacer en el inmueble si queremos dejarlo como nuevo.
Si decides embarcarte en la aventura de la reforma, proponte respetar al máximo tu presupuesto inicial.
Por eso es importante que hagas un cálculo de los costes integrales sin dejar ningún detalle por fuera.
Una de las historias que seguro has escuchado entre tus amistades es cómo a mitad de la reforma comenzaron a surgir decenas de gastos “imprevistos” y al final gastaron el doble del dinero.
Para evitar esto, no pierdas de vista:
Si estás trabajando con profesionales que harán la reforma integral, asegúrate de que te están ofreciendo un presupuesto cerrado.
Si vas a comprar algunos materiales por tu cuenta, haz una lista de todo lo que vas a necesitar: desde picaportes hasta tuercas. Esos “pequeños” detalles, al final pueden llegar a una cifra significativa que podrías haber previsto de antemano.
Una de las áreas en las que más pecamos a la hora de renovar el hogar es querer hacer mucho con poco y anteponer lo “bonito” a lo “funcional”.
Sé realista. Si quieres que las mejoras de tu casa sean duraderas, haz una selección de las prioridades para invertir en calidad.
Una forma de organizarte es dividir la reforma por áreas de la casa:
Mejoras estructurales
La salud interna se refleja en la externa. Unas “manchitas de humedad” pueden ocultar un gran problema de filtración. Evalúa cuáles son las reformas más urgentes en lugar de poner “parches”, como una pintura, para esconderlas.
Suelos
Valora si es necesario cambiarlos o si se pueden renovar con una buena limpieza, o un tratamiento especial en el caso de los suelos de madera.
Puertas, ventanas y exteriores
Los “cierres” de la casa son clave para añadir comodidad al hogar. Piensa en el aislamiento térmico que puedes ganar con unas buenas ventanas y cómo aprovechar la iluminación natural.
Si tienes que cambiar vidrios y perfiles, que son más costosos, busca economizar con los complementos. Por ejemplo, puedes comprar por tu cuenta, en páginas como Domondo.es, estores o persianas enrollables. Renovar este tipo de detalles, también le da un toque nuevo al exterior de tu casa sin tener que transformar toda la fachada.
Cocina
Equipar bien una cocina puede ser costoso. Pero puedes obtener un gran ahorro energético si cuentas con aparatos más eficientes.
En cuanto al mobiliario, apuesta por modelos resistentes con superficies fáciles de limpiar.
Mobiliario
Evalúa si es necesario comprar muebles nuevos o si puedes renovar los actuales. Por ejemplo, si tienes muebles de madera con termitas, puedes aplicar un tratamiento para eliminarlas y luego renovarlos con un buen lijado y barniz.
