22 agosto 2019
Entre los sueños más comunes de los niños esta ser jugador de fútbol. Esta típica fantasía es parte de la cultura de muchos países y, ya sea por tradición o pasión, las ceremonias de este deporte mueven a las masas, sobre todo en eventos internacionales.
Sin embargo, el deporte no se trata solo de un acontecimiento que involucra un espectáculo, el frenesí que genera hace que las plazas o canchas en verano se llenen de jóvenes de todas las edades que van a relacionarse y compartir buenos momentos.
El éxito de esta disciplina es indiscutible, y la clave está en la formación del individuo y la integración con su entorno.
El fútbol no solo es un deporte popular para miles de simpatizantes, es sobre todo útil como elemento integrador de la sociedad.
Y es que por tratarse de una actividad en equipo, cada jugador cumple un rol importante, pero en conjunto pueden desarrollar las estrategias ideales para alcanzar una meta: ganar la mayor cantidad de partidos.
Esta disciplina no solo mantiene ilusionados a los integrantes, la serie de valores que deben practicar a diario en los campus de fútbol con el resto de sus compañeros es indispensable para cualquier actividad a futuro, sobre todo cuando deban trabajar en alguna empresa.
Para implementar este deporte en todas las actividades recreativas, se ofrecen en algunos centros programas de pedagogía y formación que ayudan a los jóvenes a desarrollar las aptitudes necesarias para el cuidado de cada aspecto de su vida.
El objetivo de inscribir a niños y jóvenes durante el verano en escuelas de fútbol no es solo recreativo, es vital para el entrenamiento y la capacitación, y más cuando el participante tiene las cualidades y destrezas que lo ayudan a vincular pequeñas acciones sin imponer el individualismo para alcanzar el triunfo.
Gracias a que el deporte promueve las cualidades fundamentales en los jugadores, es posible alcanzar la transformación social de niños y jóvenes aun cuando ganen o pierdan partidos.
La clave está en comprender que son compañeros de equipo incluyendo a los adversarios, y es que esta disciplina fomenta valores indispensables con la adecuada enseñanza en las escuelas de fútbol.
Toda actividad deportiva inculca la superación, el esfuerzo y la dedicación a la disciplina, lo que implica que los jóvenes y niños desde temprana edad den lo mejor de sí, con respeto y compromiso, actuando siempre de la mejor forma.
Puede suceder que la avaricia de los clubes influya de forma incorrecta en el desarrollo personal del jugador, pero el deporte es el catalizador más importante de la sociedad.
Y aunque hasta ahora se ha convertido en un negocio, las escuelas de formación están realizando todos los esfuerzos para que los jugadores no solo alcancen las técnicas y mejoren su condición física, sino también para que los programas de entrenamiento ayuden a desarrollar en niños y jóvenes entre 12 y 21 años los hombres y mujeres integrales de mañana.
Paulatinamente las organizaciones sociales se han vinculado históricamente con proyectos donde los jóvenes formen parte de un equipo y adquieran disciplina y a su vez tengan los valores para manejarse en cualquier dinámica social, apostando siempre a ser personas integrales y responsables.
Las investigaciones recientes demuestran que las diferentes campañas de integración social a temas como el VIH y la igualdad de género sean una herramienta para tratar los problemas sociales por la divulgación de información a través de protagonistas del fútbol, que hasta hoy es el idioma universal para muchas naciones.
En la actualidad este deporte es imprescindible para los jóvenes de todas las edades, lo que ha permitido que entre 6.500 jugadores participen en torneos o programas sociales en sus comunidades, de los cuales 1.500 son chicas, y es que el fútbol promueve la salud y la recreación.
Por tratarse de una forma que puede alejar a las personas de problemas de alcohol o drogas, la influencia futbolística determina muchos aspectos del entorno social:
Relaciones humanas.
Desarrollo de personalidades.
Cooperación en grupos.
Beneficios morales.
El fútbol ayuda a satisfacer las necesidades de un pueblo, ya que promueve la distracción por medio de eventos y ayuda al control de las masas, sin embargo, esta disciplina puede afectar para bien o para mal el desarrollo económico de un país.
