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Del accidente al éxito con la ginebra: el caso de Puerto de Indias

Una historia llena de curiosidades que nació por un dibujo en Paint y por el calor.

06 marzo 2019

La ginebra es una de las bebidas más solicitadas a la hora de pedir esas copas tras la comida. Adorada por los amantes del buen beber, que tienen en la combinación de esta con la tónica el dúo perfecto para refrescarse y disfrutar del buen sabor, lleva formando parte de las remesas y las noches incontables años.

 

No es para menos, esta bebida alcohólica destilada que procede de cereales y bayas tiene numerosos efectos positivos en nuestro organismo. Como explican desde el portal SUPERHOMBRES, su consumo moderado ayuda a realizar la digestión, es una sustancia baja en calorías y, además, tiene propiedades antiinflamatorias. De hecho, se recomienda beberla en pequeñas cantidades y de forma periódica, ya que, como sucede con el vino, ayuda a mantener una buena salud.

 

Pero su sabor es algo que no resulta del agrado de todos, ni tampoco del agrado de José Antonio Rodríguez y su hermano, dos habitantes de Carmona, un pueblo sevillano donde el calor veraniego y las ganas de experimentar dieron forma a una de las bebidas más consumidas en los últimos años. El suyo es el caso de dos trabajadores que, sin quererlo, hicieron nacer toda una subcategoría que se ha asentado ya en todos los establecimientos especializados: la ginebra afrutada.

 

Estos dos andaluces son los responsables de la popular ginebra Puerto de Indias, una mezcla nunca antes vista en el sector, que supo adentrarse en el mercado sin tener que recurrir a estrategia de marketing alguna. Todo un cúmulo de casualidades y coincidencias, aderezado con un toque de picardía y originalidad, que ha conformado a día de hoy a toda una empresa convertida en referente dentro de nuestro país.

 

Calor, Paint y bebida

 

La historia de estos dos hermanos y de cómo dieron forma a toda una nueva rama de productos es uno de esos cuentos que parecen sacados de la ficción. Y todo comenzó mientras hacían uvas pasas en aguardiente, cuando decidieron probar a macerar fresas en alcohol por mera diversión.

 

Fue algo que salió bien la primera vez, en invierno. Las temperaturas bajas del lugar no pusieron impedimento alguno y permitieron que las frutas consiguieran el acabado deseado. Sin embargo, cuando se animaron a hacer lo mismo durante la primavera, las cosas no salieron igual. El calor de la zona, “la calor” de Sevilla, hizo que la fruta se diluyera por completo.

 

Donde otros habrían decidido tirarlo todo, presa del enfado, los hermanos Rodríguez decidieron que era el momento de seguir experimentando, y destilaron el líquido resultante. Una vez terminado el proceso, lo tenían. Habían creado Puerto de Indias y, con ella, toda una rama de bebidas destiladas con sabor afrutado, la ginebra afrutada acababa de nacer por mero accidente.

 

A partir de ahí, el éxito fue algo que llegó de manera escalonada, y sin gastar ni un solo céntimo en publicidad y marketing. La primera idea acertada fue entrar en el mercado con un producto completamente nuevo y a un precio medio inusual: 14,95 euros.

 

Esta cifra, que ha permanecido inalterable incluso a pesar de las subidas de precios en supermercados online y tradicionales, ha sido, junto con su sabor, el principal artífice del éxito de estas botellas que están rodeadas de anécdotas. De hecho, hasta su etiqueta es el fruto de una peculiar historia.

 

El autor del diseño de esta imagen que preside cada botella de Puerto de Indias fue el propio José Antonio, y la herramienta utilizada no fue un potente editor fotográfico ni un programa de diseño vectorial, fue Microsoft Paint, el software gratuito que acompaña a cada instalación de Windows.

 

El resto es una historia que cualquiera puede comprobar. Este nombre, que se debe al papel de Sevilla como principal nexo de España con el Nuevo Mundo en la época del descubrimiento de América, ha llegado a distribuirse en 6 millones de botellas repartidas por todos los rincones del mundo, a hacer que una destilería que estaba pasando por su peor momento disparara su producción y sus beneficios a niveles casi inimaginables.

 

Puerto de Indias ya es una bebida asentada, y también imitada. El concepto de una ginebra con toques afrutados se ha vuelto muy interesante tanto para el consumidor como para la competencia, lo que ha llevado que haya más de 120 propuestas distintas intentando imitar su aroma, su sabor y su propuesta.

 

La de esta ginebra es una historia que nace como las mejores, por casualidad y por curiosidad. Los hermanos Rodríguez han conseguido poner a España en el mapa de las bebidas destiladas gracias a las fresas, al calor, al alcohol y a Paint. Un cóctel de lo más peculiar e inesperado, pero que ha demostrado ser la fórmula del éxito para una compañía que jamás habría imaginado el alcance que podría llegar a tener.

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