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La importancia de un buen abogado para el asesoramiento legal

Ya sea en caso de divorcio u otro tipo de necesidad, contar con un buen profesional es importante para el buen desarrollo de nuestro caso.

26 febrero 2019

La experiencia por lo general, se gana con los años, no obstante, por muchos años que uno tenga, afrontar un divorcio puede ser algo totalmente novedoso, es decir, casi nadie está preparado, sobre todo si la separación es contenciosa, no hay acuerdo posible y hay hijos menores.

 

Nuestra vida no será la misma, y se producirán algunos cambios importantes, independientemente de que se trate de un divorcio express, divorcio notarial o contencioso veamos algunos.

 

Cambios sociales.- Lo normal en la vida de un matrimonio es lo anormal en la vida de un/a divorciado/a. Mientras que unos van al centro comercial a pasar el sábado en familia con la prole, otros tienen que repensar dónde quedaron aquellos tiempos de soltería. Deberán hacer nuevas amistades, incluirse dentro de los llamados grupos de “singles”, en definitiva rehacer su vida por completo.

 

La persona que afronta sus primeros días/semanas con su “nuevo” estado civil, suele estar bastante perdida. La vida social de los fines de semana cambia de la noche a la mañana. Llega el viernes, todas nuestras amistades están con su familia, ¿qué hacer? Quizás llamar a viejos amigos o, si tenemos suerte, poder quedar con un/a compañero/a de trabajo que está en tu misma situación.

 

Cambios familiares.- Roto el matrimonio, las relaciones con la familia también se modifican, sobre todo con la familia política donde lo normal suele ser el distanciamiento sino algo peor. Así, un padre no custodio, por ejemplo, tendrá que afrontar el llegar a casa y ser recibido por sus padres (si fija su nueva residencia allí), o simplemente, por nadie (si alquila una vivienda). La soledad de un piso alquilado y el silencio de sus paredes pueden ser el mejor caldo de cultivo para una depresión. De lunes a viernes, “si tiene suerte” y su jornada de trabajo es de sol a sol, las horas en casa serán mínimas, lo que puede ser una ventaja.

Los primeros fines de semana con sus hijos serán peculiares, y cortos, muy cortos, pues cuentan con sus recogidas y entregas marcadas por el plazo de caducidad que suele ser el domingo a las 20:00 horas.

Normalmente son los niños quienes se acostumbran antes a estos cambios.

 

Cambios psicológicos. Muchas personas sufren grandes depresiones como consecuencia de su ruptura. El divorcio supone un tsunami en su esquema mental, y puede tardar bastante tiempo en asimilar la nueva situación. En el trabajo, se descentrará de manera constante y los cambios de humor pueden ser la tónica habitual. No son pocas las personas que necesitan de terapia tras su divorcio.

 

Cambios físicos. Hay separaciones tormentosas, dramáticas, en las que la lucha por la custodia de los hijos es un peregrinar al despacho del abogado de familia. Si los plazos judiciales se alargan (en los divorcios contenciosos pedir un exámen familiar al equipo psicosocial del juzgado puede atrasar el proceso más de un año), veremos como todo nuestro vestuario se “desactualiza” en cuestión de días. No es raro perder varios kilos durante el proceso de ruptura, pues aparte del desgaste emocional, se produce un desgaste físico que se acentuará si no somos capaces de mantener una conducta alimentaria adecuada. Muchas personas pierden el apetito.

 

Cambios económicos. En el 90% de los casos, la calidad de vida de los divorciados empeora, sobre todo, si hablamos de familias donde ambos trabajan. Como quiera que la unión hace la fuerza, en términos económicos la ruptura debilita.

 

Nadie cuenta con un divorcio, pero entre las muchas cosas que hay que tener en cuenta, una muy importante es planificar nuestra economía. Habrá que pagar a nuestro abogado y al procurador y, es posible que la “batalla” legal no acabe en el juzgado de 1ª instancia, sino que llegue hasta la Audiencia Provincial si la sentencia no satisface a alguna de las partes.

 

El progenitor que abandone la vivienda familiar tendrá que buscar un lugar donde vivir, la opción del alquiler ya sabemos lo que supone, a lo que se unirá el presumible pago de la hipoteca de la casa común, pensión de alimentos, teléfono, gasolina, IBI, suministros, impuestos...en definitiva un suma y sigue que puede ser un auténtico quebradero de cabeza si no se planifica.

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