28 mayo 2018
Y pensando en islas qué mejor que visitar el archipiélago de las Baleares, próximo, cercano no solo en distancia, donde algunas de ellas son famosas en el mundo entero. Porque quién no ha oído hablar de Ibiza o de Mallorca.
Pero entre todas hay una bellísima, mas humilde y menos conocida que sus hermanas, pero que si la visitan volverán. Es Menorca, famosa por sus playas extensas, que tienen dunas arenosas de varios kilómetros de longitud y calas rocosas con aguas de color turquesa. La costa está cubierta de pinares. Mahón, la capital, se encuentra en un acantilado con vistas a un gran puerto y cuenta con mansiones georgianas y una iglesia que data del s. XIII, junto a otros monumentos que sorprenderán a muchos visitantes que piensan que la isla es solo mar y todo lo referente a él, sin construcciones de renombre y mucho menos dignas de visitarse por su historia o antigüedad.
Y es que hay mucho que hacer y ver en tierra y no solo en el mar. Porque Menorca tiene mucho que vivir y mucho por disfrutar. Siempre en el remanso de tranquilidad que la vida de una isla les ofrece, sin prisas, sin agobios ni velocidad, con la paz que da saberse poseedor del tiempo.
Podrán disfrutar de su gastronomía, que de por sí ya es motivo de viajes y turismo para muchos. Pero sobre todo Menorca es playas y mar. Se sorprenderán de encontrar playas casi vírgenes cuando hasta ahora pensaban que eso solo lo verían en alguna isla desierta. Podrán realizar sus deportes náuticos favoritos o iniciarse en la práctica de alguno.
Decídanse, ahora que llega la estación estival, y visiten una isla que les sorprenderá y enamorará. Entren en Playas de Menorca y descubran que en el mundo desarrollado y estresante en el que viven, aún quedan paraísos donde la naturaleza es la vida.
