11 abril 2018
Según un informe de Jato, las últimas tendencias del mercado en las que los consumidores optan más por motores de gasolina que diésel y la popularidad de los modelos SUV han hecho que las emisiones de C02 de los vehículos en España y Europa aumenten en 2017 por primera vez en diez años.
Según sus expertos el aumento de la popularidad de los motores de gasolina, no viene tanto de la despreocupación del consumidor respecto a las emisiones de C02 como a las últimas informaciones sobre las emisiones NOx.
Tras la polémica noticia sobre las emisiones de los vehículos Volkswagen conocida como “dieselgate”, ha crecido la conciencia popular de las partículas NOx y en esto sale perdiendo el diésel. Sin embargo la mayoría de la gente ignora que los motores de gasolina también pueden generar NOx. Como suele ocurrir en estos casos, la solución no es tanto la huida hacia delante de no comprar vehículos diésel, sino tratar de introducir mejores en sus motores para que anular la reacción química que produce las partículas NOx. El problema, es que por el momento, estás mejoras tiene un coste bastante alto.
En cuanto a la moda de los SUV, parece que ha llegado para quedarse. En 2017, sus ventas aumentaron más de un 30 %, pero es que en 2018 han repuntado todavía más. Además, puesto que es un modelo eminentemente urbano, la mayoría de los consumidores que compran un SUV optan por la gasolina, ya que se sabe que el diésel solo merece la pena económicamente cuando se va a hacer una buena cantidad de kilómetros anuales. Estas cifras provienen del mercado nuevo, pero si echáramos un vistazo a los coches de segunda mano el gusto por los SUV también se ha dejado notar.
Así las cosas, parece que la pelota está realmente en el tejado de los consumidores y el público. Los diésel tienen potencial para ser la mejor opción si se consigue optimizar los costes de los filtros y catalizadores que neutralizan los NOx, pero para ello las empresas deben verse forzadas a hacerlo o bien directamente por la demanda del mercado o bien por las regulaciones de los gobiernos que solo se producirán si estos perciben que la sociedad realmente está demandando dichas regulaciones. Por tanto, sea de una u otra forma, la conciencia social sobre la contaminación de los vehículos marcará la pauta y velocidad de los cambios.
