21 marzo 2018
A lo largo de los últimos años, los refugiados han vuelto a tener un importante protagonismo dentro de los medios de comunicación y las redes sociales. En los medios de comunicación abundan las noticias que evidencian que la situación mundial ha cobrado mucha relevancia entre los españoles.
Las ONG españolas y extranjeras trabajan duro por los Derechos Humanos de todas las personas, incluidos aquellos que han tenido que abandonar su país debido a la violencia o las catástrofes naturales y, particularmente, por aquellos que son más vulnerables, como los niños y niñas. Estos temas son objeto de atención de la prensa globalizada. Sin embargo, el hecho de que sean asuntos que ocupen portadas alrededor del mundo no parece ser suficiente para que muchos países ejecuten políticas que resulten más justas para aquellas personas que han tenido que huir de sus hogares.
La situación obliga a que las ONG y la sociedad civil jueguen un papel decisivo a la hora de defender los derechos de las personas refugiadas y desplazadas alrededor del mundo, convirtiéndose en agentes del cambio social.
Sin duda alguna, una de las principales herramientas con las que cuentan las ONG a la hora de promover el cambio es la comunicación. En concreto, se detectan cuatro modalidades comunicativas especialmente importantes: el marketing, la sensibilización, la incidencia política y la transformación social.
Llegados a este punto, cabe destacar el hecho de que las estrategias de comunicación que llevan a cabo estas organizaciones son efectivas para conseguir los objetivos planteados, se dirija a los actores adecuados y empodere con su discurso a las personas más vulnerables.
Si se analizan las acciones de comunicación de las principales organizaciones que brindan apoyo a las personas refugiadas y desplazadas, queda claro que aún enfrentan desafíos para llevar su mensaje a más personas y sumar apoyos.
Con respecto a la comunicación para la transformación social, esta se puede hacer aún más visible y pasar de la perspectiva asistencial tan común a la garantía de los derechos que tienen todas las personas. Además, debe generar una marca fácilmente reconocible por la audiencia que le permita identificar de qué manera puede sumarse a su causa.
Por otro lado, la comunicación puede orientarse de forma que las organizaciones, además de dirigir su ayuda directa al colectivo vulnerable, hagan lo mismo con sus esfuerzos comunicativos. Es muy habitual que sean los países industrializados los receptores de dichas comunicaciones, pero los beneficiarios de las ayudas quedan fuera en este sentido. De forma que aún se puede hacer más por comunicar y facilitar la participación de estas personas.
Estos aspectos tienen el potencial de enriquecer y valiosísima y encomiable labor de estas organizaciones, que día tras día consiguen que las personas más vulnerables tengan acceso a una vida mejor, que puedan cumplir sus sueños y convertirse en persona independientes y productivas para su familia, su comunidad y su país.
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