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Último estreno de la 63ª edición del Festival de Mérida

Una traición de guerra trunca el deseo de paz de Viriato

La compañía extremeña Verbo Producciones levantó al público de sus asientos del Teatro Romano con una obra que evidencia los ‘sinsabores’ bélicos.

María Gallardo Jiménez

24 agosto 2017 | Publicado : 03:38 (24/08/2017) | Actualizado: 00:06 (25/08/2017)

‘Viriato’, obra con la que se bajará el telón de la 63ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida el próximo domingo, 27 de agosto, no defraudó al ‘respetable’ en la noche de su estreno. Y es que las 2.560 personas que se sentaron este miércoles sobre las gradas del Teatro Romano aplaudieron al término de la misma, puestos en pie y durante varios minutos, al elenco que le da forma.

Esta coproducción del certamen emeritense y de la compañía extremeña Verbo Producciones, dirigida por Paco Carrillo a partir del texto inédito del dramaturgo extremeño Florián Recio, invita al público a reflexionar sobre la guerra y la paz, desde la visión más humana de este épico personaje que tuvo el deseo de conseguir la paz para su gente, pero que fue truncado por una traición de guerra.

Así pues, con frases como “los días de los hombres son breves, pero las guerras son infinitas” o “maldita es la tierra que bebe de la sangre de nuestros hijos”, ‘Viriato’ te muestra los ‘sinsabores’ que trae consigo cualquier tipo de contienda. Es un grito con el que se quiere decir no a la guerra y sí a la paz, algo por lo que aún la sociedad de hoy en día sigue luchando, pero sin éxito.

De este modo, pone en evidencia que alrededor de las contiendas bélicas hay muchos intereses ocultos, ya que éstas incluso dan riqueza a algunos sectores a quienes no les conviene acabar con ellas. Y, mientras tanto, hombres, mujeres y niños siguen muriendo ya sea luchando, de hambre o enfermedades; mientras que los pueblos se siguen destruyendo por conseguir el tan ansiado poder que corrompe hasta a quienes menos te esperas.

En esta ocasión, Fernando Ramos, productor de la obra, se mete en la piel de Viriato, quien intenta conseguir la paz con Roma perdonándole la vida al general Serviliano. Sin embargo, diez meses después de haber sido nombrado ‘amicus populi romani’, Cepión, el nuevo cónsul, rompe el tratado de paz, pidiendo en primer lugar la cabeza del suegro de Viriato, Astolpas (Jesús Manchón) y, finalmente, la del caudillo lusitano que es víctima de la más vil traición de guerra.

Y es que Minuro (a quien da vida Manuel Menárguez), uno de sus fieles generales, quien lo rescató cuando era niño frente al cadáver de su madre, poniéndole a salvo, es el encargado de darle muerte con su espada. Todo ello, después de que otro de los generales Audax (David Gutiérrez) le comiera la cabeza y le diera a entender que Viriato ya no tomaba decisiones acertadas, mientras que Cepión (Juan Carlos Tirado) les iba a dar un lugar, ofreciéndole riqueza y poder... nada más lejos de la realidad.

Junto a estos personajes, sobre la arena del Teatro Romano de Mérida también aparecen Ana García (Tóngina), Pedro Montero (Olíndico), Paca Velardiez (Nura) y José F. Ramos (Corifeo).

PARTICIPACIÓN DE LA ESCUELA SUPERIOR DE ARTE DRAMÁTICO

A todos ellos les acompaña un coro de “muertos y refugiados”, formado por 15 personas y que portan cada uno de ellos grandes bloques de madera. Se trata de estudiantes de la Escuela de Arte Dramático de Extremadura.

Precisamente, son estos jóvenes (Guillermo Almeida, Rubén Arcas, Gonzalo Blanco, Pilar Contreras, Guadalupe Fernández, Yoni González, Lucero, Cristina Martín Díaz, Carla Pérez, Sergio Pérez, Borja Piñero, Claudio Portalo, Sara San Román, Beatriz Solís y Juan Vázquez), los que dan vida al escenario emeritense –permanecen sobre el mismo durante la hora y media que dura la obra, sin desaparecer un solo minuto- que, en esta ocasión, se muestra ante el público con la grandiosidad que le caracteriza, sin ningún tipo de escenografía, lo que sin duda les da a ellos más protagonismo.

Al término de la obra, dieron las gracias por la respuesta del público. “Ha sido un trabajo increíble, hemos estado mucho tiempo haciendo esto; igual éste es el camino que hay que seguir con los estudiantes de Arte Dramático de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura, que estamos aquí pisando fuerte, y que se note que la formación en las artes escénicas está funcionando, apoyémoslas”, dijo uno de ellos en nombre de todos sus compañeros, agradeciendo a Fernando Ramos “por apoyarnos y por darnos esta oportunidad”.

Por último, a esta tragedia también suma, y mucho, la composición musical realizada por Laoctava, Centro de Música, de Mérida. Sus miembros declararon que es para ellos un "enorme placer" el hecho de que "vuelvan a contar con nosotros". "Han sido meses de intenso trabajo y reuniones llenas de anécdotas con Fernando y Paco, viendo cuál era la música más adecuada para esta obra. Es un trabajo impagable, haber participado y colaborado en que la obra tenga también esa parte importante de la música", concluyeron.

SATISFACCIÓN POR EL TRABAJO DE EQUIPO

Tras el estreno, el director del montaje, Paco Carrillo, agradeció los aplausos recibidos por parte del público. “Estamos muy satisfechos por el trabajo que hemos hecho, tanto actoral, como de este coro. Estamos encantados, lo hemos hecho con muchísima ilusión”, recalcó el extremeño, añadiendo que ésta es la tercera obra que monta con este equipo. “Nos peleamos mucho, porque nos conocemos mucho…es un placer trabajar con ellos, estoy muy satisfecho y muy feliz”.

Por su parte, el productor de la obra y protagonista de la misma, Fernando Ramos, recordó que hace dos años, con ‘El cerco de Numancia’, “un buen amigo” le dijo que parecía que “nos subíamos al escenario como pidiendo perdón”. Pues bien, en esta ocasión, quiso pedir perdón “a aquellos a quienes no les había gustado la obra y a quienes les había defraudado”.

“Quiero deciros una cosa, tanto a quienes les ha gustado, como a quienes no, el esfuerzo ha sido impresionante, el trabajo ha sido enorme, de equipo y muy honesto, independientemente de cómo haya salido y del resultado que se haya visto en el escenario”, argumentó. Y es que, según sus palabras, “cuando Florián empieza a escribir esta obra, en su soledad del mejillón; cuando Paco coge el texto y empieza a darle forma; cuando nos reunimos el mismo equipo técnico y artístico de ‘El cerco de Numancia’ -que ya venía rebotado de ‘Los gemelos’-; y cuando entra algo muy importante en este montaje que es el coro”.

A colación de esto último, Ramos pidió un fuerte aplauso a los jóvenes compañeros de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura, “que han hecho un curro ímprobo, enorme y se han integrado de una manera espectacular”, concluyó dando las gracias al público por “acompañarnos en un día tan importante”.

"NOCHE DE NERVIOS"

En esta línea, el autor del texto, Florián Recio, reconoció que había sido “una noche preciosa, de nervios”, en la que había “sudado muchísimo”, porque “no sabía si iba a resultar un poco denso, lento o fatigoso, porque es un texto muy dramático”. Pero, a su entender, había sido “muy emocionante” ver sobre el escenario “una historia que hemos estado elaborando durante muchos meses, verla ya ahí con carne, cuerpo, voz y sentimiento…, con la música y el público por detrás”.

Precisamente, sobre el ‘respetable’ admitió que durante la función había estado mirando a su alrededor “y nadie encendía el teléfono móvil, lo cual para mí era síntoma de que estaba enganchado a la historia y que le estaba interesando”. Por tanto, “ha sido muy emocionante, gracias a todos por acompañarnos, a Fernando por contar conmigo y a Paco por tener esa inmensa paciencia conmigo y con mis textos; y a estos chicos por hacerlo tan bien”.

Por otra parte, Paca Velardiez dio las gracias a Florián Recio “por haber escrito este texto que han puesto en mi boca”, a Paco Carrillo “por haberme dirigido tan bien” y a Fernando Ramos “por haber contado conmigo” para con esta obra. “Me encanta reflejar en el escenario todo este tipo de historias que están pasando últimamente -y por los siglos de los siglos, amén-“, lamentó.

Finalmente, Jesús Manchón se mostró “pletórico” por volver a traer un montaje al Festival de Mérida; mientras que David Gutiérrez destacó que era su tercer año en el certamen emeritense y que lo que se mueve tras el estreno “es un momento de ‘acojone’” al escuchar lo que se mueve entre la ‘comidilla’. “Hemos hecho un esfuerzo enorme y creo que eso se ha visto, independientemente de que haya gente que le guste o no, lo que no se puede negar es el trabajo duro y con mucha ilusión que se ha llevado a cabo”, sentenció.

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