17 marzo 2017
Si estamos pensando en invertir a través de Internet y no sabemos cómo se hace o dónde debemos acudir, la respuesta es sencilla: para ello debemos acceder a una plataforma de inversión.
Una plataforma de inversión es un portal en Internet que hace mucho más simple el proceso de invertir, convirtiéndolo en una tarea sencilla y alcanzable para cualquier persona.
Gracias a este tipo de plataformas podemos ver de un solo vistazo cómo va el mercado, el precio que tiene los productos y qué movimientos se están llevando a cabo. Es una manera virtual de trasladarnos a la bolsa física. Así, las nuevas tecnologías ponen a nuestra disposición la posibilidad de acceder a este sector financiero, cosa que antes quedaba relegada a los verdaderos expertos.
Aunque hay diversas plataformas hoy en día que utilizan miles de usuarios, todas tienen peculiaridades en común.
¿Qué datos necesitamos dar para registrarnos en estas plataformas?
Para poder acceder a este tipo de plataforma y hacer uso de sus herramientas necesitaremos, lógicamente, registrarnos en ella. Al tratarse de portales que tienen acceso a nuestro dinero y hacen movimientos con él, debemos dar una serie de datos que aporten seguridad y confianza para ambas partes.
Por tanto, se solicitan datos personales (nombre, apellidos, fecha de nacimiento…) así como el documento de identidad, para que todo quede regulado como si de un contrato se tratase.
En última instancia, se transfieren a la plataforma los fondos que deseamos invertir
Como es normal, para poder hacer frente a su financiación y seguir proporcionando sus servicios, las plataformas de inversión deben sacar dinero de algún sitio. Su método de financiación es a través de las comisiones: al hacer cualquier tipo de inversión, vamos a pagar un precio del que las plataformas se van a llevar un pequeño porcentaje.
¿Qué debemos esperar de una plataforma de este tipo?
Algo primordial que debemos esperar de estas plataformas es, ni más ni menos, que seguridad y confianza. Debemos esperar comportamientos que sean fiables, que nos inspiren a trabajar con ellos, pues al fin y al cabo, son quienes gestionan nuestra inversión.
Por tanto, estas compañías -así como el producto- tienen que estar registradas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
