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Protagonistas de la 65 Edición del Festival de Mérida

"Demetrio está en las antípodas de mí pero es muy interesante acercarse a ese lado oscuro"

Asi habla José Francisco Ramos de su personaje en Tito Andrónico, que estrena este miércoles en Mérida, asegurando es una tragedia muy potente.

Beatriz Bravo Parejo

20 agosto 2019 | Publicado : 15:24 (20/08/2019) | Actualizado: 15:38 (20/08/2019)

Con tan sólo 26 años, el actor extremeño José Francisco Ramos ya tiene a sus espaldas varias actuaciones en el Teatro Romano. Participó como músico y en la figuración de la Antígona que se representó en 2011, y en Los Gemelos de 2013.

Debutó como actor en El Cerco de Numancia, en 2015, la obra de la compañía extremeña Verbo Producciones, con la que el joven intérprete se llevó el Premio Ceres a la Juventud, y participó después en Viriato en 2017, de la misma agrupación.

Ahora, regresa con Tito Andrónico producida por el Festival de Mérida y Teatro del Noctámbulo, el montaje más sangriento en el que ha trabajado, para dar vida a Demetrio, un personaje que le ha acercado al lado oscuro, señala.

Sobre los casting, has dicho alguna vez que te preocuparías el día que entraras tranquilo a una prueba....¿Nervioso por el estreno?

Yo creo que el componente de los nervios siempre es importante, tanto para los casting como para las obras. Te dan un plus de tensión extra que es necesario.

Si entras relajado se te pueden escapar cosas y a mí esa tensión me motiva para que todo vaya mejor.

Ramos¿Cómo fue el primer contacto con este Tito Andrónico, en la selección de actores que hizo la compañía?

Siempre vas con nervios y cierta inseguridad a una prueba. Porque puedes hacerlo bien o mal, pero cuando buscan determinados perfiles, aunque hagas la mejor prueba del mundo puede que no seas elegido.

Pero, tengo que decir que en este caso la prueba la disfruté mucho pues, Antonio -Antonio Castro, el director-, me dio bastante libertad para probar cosas y me propuso muchos juegos con los textos y el personaje que llevaba.

Habéis advertido en la presentación que es una obra repleta de atrocidades, ¿habías hecho algo parecido?

He trabajado en otras tragedias aquí en Mérida, como El Cerco de Numancia que tiene cierto componente sangriento, y también en Viriato. Pero esta es la más sangrienta y más macabra en la que he trabajado.

También pienso que este tipo de temáticas son interesantes siempre pues, juegas con esa violencia que no todos ejercemos en la vida real.

¿Quién es tu personaje, Demetrio, y cómo lo describes?

Es uno de los dos hijos de Tamora que sobreviven, después de que nada más llegar como cautivos a Roma maten al hermano mayor.

Estos dos hermanos van un poco a la dupla y todas mis escenas con Alberto Lucero, que hace de Quirón pero, hemos intentado cada uno crear una persona independiente.

Demetrio está en las antípodas de mí porque como persona no tiene nada que ver, pero es muy interesante acercarse a ese lado oscuro interpretándolo. Está siendo un viaje interesante y lo estoy disfrutando mucho.

En esta obra, siempre se da por hecho que Tamora y sus dos hijos son los grandes villanos, que efectivamente hacen atrocidades y cosas muy malvadas, pero creo que mi personaje no es menos malo que Tito Andrónico, por ejemplo.

Todos cometen una serie de crímenes muy reprochables. Demetrio es cómplice de una violación pero no mata a nadie, y Tito Andrónico mata a seis personas.

Cuando dijiste eso de 'mamá quiero ser actor', ¿se llevaron la mano a la cabeza en casa?

Un poco sí, porque no había mostrado interés por ello. Había tenido acercamientos en el colegio e iba a ver las obras de mi tío, pero nunca me había interesado especialmente por ser actor.

Estudie en el conservatorio y en casa daban por hecho que iba a seguir con la música y que estudiaría una carrera universitaria relacionada con el arte o la historia. Pero llegó el momento de elegir y me atrajo el arte dramático.

En cualquier caso, mis padres han sido y siguen siendo grandes apoyos. Han comprobado que aquí hay mucho trabajo detrás y que lo vivo con mucho pasión.

En tu familia, no eres el único actor, eres sobrino de Fernando Ramos, de Verbo Producciones.

Admiro mucho a mi tío y además le estoy muy agradecido porque me dio en 2015 la oportunidad de trabajar por primera vez como actor profesional en el Festival de Mérida, con El Cerco de Numancia.

Por esa obra, con la que debutaste como actor a los 23 años, recibiste el premio Ceres a la Juventud, ¿cómo sienta ese galardón?

Fue una gran suerte. Estrenarme en en el Teatro Romano de Mérida y llevarme un premio fue muy especial para mí. Eso significa que aprecian tu trabajo y tengo un recuerdo maravilloso de aquella noche.

Verdad....porque al mismo tiempo, El Cerco de Numancia también se llevó el Premio del Público de los Ceres.

El resultado de esta obra fue maravilloso. Después hemos estado girando por España y nos hemos llevado premios en festivales. Yo he tenido además alguna nominación más con mi personaje en ese montaje.

RamosPara quienes empiezan a conocerte y los que te descubran a partir de Tito Andrónico, ¿cuál es tu perfil como actor y qué obras sueles hacer?

He trabajado más en teatro de corte clásico pero estoy haciendo ahora cosas más contemporáneas porque me están dando la oportunidad.

Me atrae más el teatro clásico pero a uno como actor le gusta probar cosas nuevas y arriesgar, no quedarse en el sitio cómodo. Yo que tengo más trabajada y controlada la tragedia, de repente verme con una obra contemporánea puede ser un reto de calibre. Intento abarcar todo lo que pueda y lo que vaya saliendo.

¿Cómo ves el panorama entre los actores jóvenes extremeños?

Siempre es complicado llegar y es complicado mantenerse. Creo que hay un gran nivel teatral en Extremadura, tanto por las compañías como por magníficos actores y actrices de la región.

Es verdad que hay profesionales que están muy asentados y es muy complicado al final meter cabeza y generar nuevas compañías. Para entrar en redes de teatro y en distintos certámenes hay que tener cierta experiencia, años cotizados, que la empresa tengan ya cierto nombre...

Para empezar, siempre es difícil, pero al final las compañías extremeñas, sobre todo, en ámbitos como el Festival de Mérida, permiten tener elencos más amplios con perfiles distintos en los que entramos los más jóvenes.

Creo que los actores jóvenes extremeños venimos de una generación muy preparada que está haciendo las cosas bien. La prueba es que al final actores jóvenes se quedan en distintos montajes y vamos enlazando unos con otros porque van confiando en nuestro trabajo.

¿Te ves viviendo entonces en el medio o largo plazo de la interpretación?

Por ahora, sobrevivo. Llevo cinco años como profesional, y por el momento, no me ha faltado trabajo e he ido manteniéndome. Unos meses van mejor que otros pero ahora estoy viviendo sólo de ser actor, con lo cual no me quejo, aunque toco madera.

¿Desarrollas el grueso de tu carrera aquí en la región o fuera de Extremadura?

La mayoría de las compañías con las que he trabajado han sido extremeñas, Verbo Producciones, ahora Teatro del Noctámbulo, con Samarkanda me estrené hace dos meses en el Festival de Cáceres con un Conde de Montecristo, que también funcionó muy bien y con el que haremos gira este año, y hago una obra pequeñita de una compañía de Montijo, con Laura Moreira, que vamos girando por Extremadura.

También, a a raíz de estar fuera, porque vivo en Madrid, he trabajado en otros sitios, como en el Teatro Calderón de Valladolid con la compañía Rayuela; y estoy de gira ahora con la compañía Fresa y Chocolate, de Albacete, con la que vendré a Mérida en octubre.

Después de varias actuaciones en el Festival de Mérida y ver muchas obras en el Teatro Romano, ¿hay algún personaje que te gustaría hacer?

Todos los grandes personajes de las tragedias griegas que tienen cabida aquí, como Edipo, Ayax, Ulises, son personajes muy interesantes y muy complejos.

Pero, tengo mucho recorrido por delante y la edad ahora mismo no la doy. Igual algún personaje más joven de tragedia, por ejemplo Orestes sería un perfil más cercano a mi edad.

En general, los personajes trágicos son siempre interesantes porque están llenos de contradicciones. Otras obras de teatro contemporáneo no se acercan tanto a esas emociones tan extremeñas.

Pero, cualquier cosa aquí en el Teatro Romano, incluso hacer de piedra, está bien siempre.

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