Nuestro planeta imaginario está en Los Barruecos, en Malpartida de Cáceres. Desde el Neolítico hasta los Dothraki, los Lannister y los Tarly, estos parajes han estado siempre habitados, quizás por el magnetismo extraño que desprenden, quizás porque, como pensara Vostell, es una fuente de vida y arte en su conjunto.
Cuando hace unos meses estuvimos paseando por allí, sucumbimos a su encanto y apuramos hasta el último momento del día, cuando los colores ganan intensidad y las sombras se hacen largas. El flechazo por Los Barruecos había...
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