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La cuarta obra del certamen emeritense estará en cartel hasta el domingo

La corrupción se apodera de Séneca en el Festival de Mérida

Unas 1.700 personas arroparon al reparto de esta función, encabezado por un gran Antonio Valero, que da vida al filósofo en su vertiente más política.

María Gallardo Jiménez

27 julio 2017 | Publicado : 03:42 (27/07/2017) | Actualizado: 16:59 (27/07/2017)

Cuando la corrupción y el poder llaman a tu puerta, la moralidad o la virtud de ser uno mismo se escapan por la ventana. Eso es lo que le podría haber pasado a Séneca, el gran moralista, filósofo y dramaturgo, cuya actividad política hizo tambalear los cimientos de sus valores, personalidad y pensamientos más cabales.

Con una versión de Emilio Hernández, encargado también de la dirección del montaje, en la noche de este miércoles, 26 de julio, el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida vivió un momento único. Y es que basándose en un texto escrito por Antonio Gala hace 30 años sobre el filósofo metido a político, ha sido ésta la primera vez que una obra de teatro ha puesto la vida del escritor cordobés como argumento de la historia.

De este modo, el Teatro Romano emeritense -con asistencia de alrededor de 1.700 personas- fue testigo una noche más de temas de candente actualidad, como lo es –en este caso- la corrupción en general y la política en particular, personificándose en la figura de Séneca –protagonizado por el gran Antonio Valero- que se deja llevar por las tentaciones que el poder plantea a la ética y la amoralidad a la virtud.

Así, ‘Séneca’, la cuarta obra del certamen emeritense, indaga en la corrupción endémica del poder –ya existente en Roma en el siglo I-, presentando unos personajes que se debaten por sobrevivir, con diferentes armas, en un tremendo lodazal de relaciones por intereses políticos o de dinero, que llegan incluso a lo más íntimo del ser humano, produciéndose relaciones incestuosas entre madres e hijos –es el caso de Agripina y Nerón-.

Precisamente, es el poder lo que lleva a Séneca a convertirse en el preceptor y tutor de Nerón, aconsejándole a la hora de tomar decisiones, tras el fallecimiento de su tío Claudio, quien lo nombró emperador de Roma. Sin embargo, el joven se debate entre el bien y el mal debido a que su madre Agripina –frente a los razonamientos del filósofo- es la que quiere llevar las riendas del imperio hasta que su hijo sea más maduro.

Por tanto, poder, corrupción, la existencia de esclavos -incluída una siria-, relaciones incestuosas y muchas alusiones al sexo –tanto heterosexual, como homosexual-, son los ingredientes de una obra que finaliza con sangre derramada a causa de la tiranía de Nerón, que encarga la ejecución de su propia madre, y con el suicidio del propio Séneca, que recapacita y no se reconoce en los años que ha estado embarcado en la política.

Todo ello está acompañado con poemas de Gala musicados por Marco Rasa –con toques de rock, incluida una guitarra eléctrica- y cantados por Carmen Linares –quien por vez primera interpreta como actriz algunas escenas conjugándolas con su arte flamenco-, textos del filósofo y fragmentos de El Satiricón de Petronio.

En cuanto al escenario, el público podrá contemplar una especie de graderío en el que se van sentando los protagonistas de la obra, y que hace las veces de Senado o Palacio. La decoración es austera, las gradas son de color negro y se llenan de humo en algunos momentos de la función, especialmente en los pasajes donde el texto es cantado.

Cabe recordar que Séneca es una coproducción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y el Centro Dramático Nacional, la cual se podrá disfrutar en el Teatro Romano hasta este domingo, 30 de julio.

REUNIR A DIFERENTES GENERACIONES ENTORNO AL TEATRO

Al término de la obra, su director, Emilio Hernández, pidió un “gran aplauso” para el público asistente, porque había estado “pendiente mucho tiempo” del espectáculo, notándose esa energía en todo momento, teniendo como resultado final “el haberse puesto en pie aplaudiendo porque le había gustado y eso es importante para nosotros”. Según sus palabras, los compañeros han hecho “una piña y muy buen trabajo”, por lo que espera que en los próximos cuatro días la obra “siga creciendo”. Así, “realmente veremos hacer lo que este Festival merece, que es reunir a público de diferentes generaciones entorno al teatro, que es lo que está consiguiendo en los últimos años”, apostilló.

Por su parte, el Séneca de esta función, Antonio Valero, admitió que “uno siempre se ve con cierta responsabilidad en un espacio como el Teatro Romano de Mérida, porque posiblemente sea como el liceo de los teatros del mundo… es un lugar donde los actores como que tomamos la alternativa y eso es algo absolutamente maravilloso”. Además, recalcó que el público que viene a Mérida “es muy especial y natural, porque siempre o les gustas o les disgustas, no se pone a medias”.

A este respecto, aseguró haber notado “algo especial” en su estreno de este año sobre el escenario emeritense. “Yo que en la obra hablo bastante, pero en otros momentos estoy escuchando, he notado que el silencio que había hoy en la representación era absolutamente maravilloso. Teníamos la sensación de que quizás íbamos a triunfar”.

Como nota simpática, el veterano actor subrayó que en esta función tienen al ‘Jocker’ que es Carmen Linares, “por si la cosa va un poquito ‘no sé qué’, le decimos que cante, y hoy ha tenido un merecidísimo aplauso en su petenera, es una mujer absolutamente maravillosa”. Elogios que también trasladó hacia el resto de compañeros que “son unos fieras”. “Yo que soy el mayor de la compañía, estos van con una rapidez increíble, hay que ver las voces que tienen, cómo cantan, lo guapos que son todos…, en definitiva, ha sido una experiencia absolutamente genial”, sentenció.

Precisamente, Carmen Linares (Helvia, la madre del filósofo) afirmó que había sido “un lujazo” para ella estar en el Teatro Romano de Mérida “con estas criaturitas, que son unos pedazos de actores”. A su vez, le dio las gracias a Emilio Hernández “por haberme empujado un poquito a esto, porque me lo he pasado muy bien y estoy muy contenta de haber debutado aquí como actriz”, finalizó.

ENCANTADOS CON DEBUTAR EN MÉRIDA

Para el joven Diego Garrido (Nerón) la experiencia de haber debutado en el Festival de Mérida ha sido “increíble y alucinante”, destacando las “posibilidades” que tiene el Teatro Romano. Además, admitió estar “alucinando” con la gente de Extremadura y con la organización del certamen emeritense. “Está siendo alucinante, está siendo una experiencia preciosa y, principalmente, por lo bien que nos estáis acogiendo en Mérida”, concluyó.

La extremeña Carolina Yuste (Acté, esclava siria) también se mostró “muy contenta” y encantada de “actuar en mi tierra”. Asegura haber “aprendido un montón” de todos sus compañeros. “Son un equipo de gente maravillosa, todos, los técnicos, actores y director, y quiero repetir muchos años más aquí”, manifestó.

En esta línea, Ignasi Vidal (Petronio) se mostró muy agradecido al Festival y al director de la obra por darle la oportunidad de interpretar este papel. “Para mí ha sido una noche muy emocionante, me he emocionado mucho escuchando muchos pasajes del texto; por lo que parafraseando a mi amado Bruce Springsteen cuando actuó en Barcelona en 2002: “hoy no sabía si mi lugar estaba en el escenario o entre el público”. De este modo, el actor catalán recalcó que había sido una experiencia “magnífica”, que quiere repetir en las cuatro funciones que quedan hasta el domingo. “Seguro que irá todo a mejor todavía”, resaltó.

Eva Rufo (Popea) se mostró muy agradecida por haberse “desvirgado en Mérida”, refiriéndose a su debut en el Festival. “Solo puedo decir que muchísimas gracias, que estar aquí es un deseo y un sueño cumplido, ha sido una maravilla”, indicó.

Siguiendo esta tónica, Esther Ortega (Agripina) aseguró que había sigo “impresionante” estar sobre la arena del Teatro Romano “y poder hablar al público e interpretar esas palabras con esos compañeros, teniendo ese marco y en frente a 1.700 personas como había hoy”. A su entender, es una “experiencia impresionante, porque hay una parte maravillosa que se hace solo: solamente tienes que estar ahí y querer comunicar; es emocionantísimo, estaría eternamente haciendo eso para vosotros”, finalizó.

Para José Luis Sendarrubias (Otón) había sido “un placer” debutar en el Festival de Mérida. “Ha sido muy emocionante poder haber actuado aquí, yo que paso bastante tiempo también sentado en la función y puedo disfrutar del trabajo de mis compañeros, tengo que decir que ha sido una maravilla poder verles en este Teatro”.

Finalmente, la nota divertida de la noche la puso Aka Thiemele (esclavo), quien no tuvo ni una sola frase en la obra. Así, presentándose ante los medios dijo: “muchos de vosotros queríais escuchar mi voz, para mí ha sido un placer haber estado sobre el escenario y poder actuar rodeado de estos compañeros; espero poder actuar en este Teatro que tiene tanta magia, ojalá pueda repetir y quizá hablar…”, sonrió.

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