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Una agente fuera de servicio salva a un niño que se atragantó con un caramelo en una procesión en Mérida

La funcionaria, al observar síntomas de asfixia, tales como respiración dificultosa, agitación, baba en la comisura de la boca y la cara morada, sujetó al menor sobre su brazo derecho realizando la maniobra de Heimlich, con lo que consiguió desobstruir las vías respiratorias.

19 abril 2017 | Publicado : 14:04 (19/04/2017) | Actualizado: 16:59 (19/04/2017)

Una agente de Policía fuera de servicio ha salvado la vida de un menor que se atragantó con un caramelo de "grandes dimensiones" durante una procesión en la pasada Semana Santa de Mérida.

En concreto, el menor en cuestión, de dos años de edad, participaba de nazareno en la procesión de la Real Hermandad y Cofradía Infantil de nuestro Padre Jesús de Medinaceli, Santísimo Cristo de las Injurias y Nuestra Señora del Rosario.

La funcionaria, al observar síntomas de asfixia, tales como respiración dificultosa, agitación, baba en la comisura de la boca y la cara morada, sujetó al menor sobre su brazo derecho realizando la maniobra de Heimlich, con lo que consiguió desobstruir las vías respiratorias.

Los hechos sucedieron el pasado lunes, día 10, sobre las 23:00 horas, cuando la policía se encontraba, junto a su familia, en la Puerta de la Villa de la capital extremeña viendo dicha procesión, según ha informado la Policía Nacional en una nota de prensa.

Durante el transcurso de la misma, la agente se percató de que el público se acumulaba alrededor de un banco gritando: "Se ahoga, se ahoga", por lo que rápidamente decidió abrirse paso entre la multitud para ver qué era lo que ocurría exactamente.

Así, pudo comprobar que en el banco se encontraba sentada una mujer de avanzada edad sujetando entre sus brazos a un menor de unos dos o tres años, vestido de nazareno, al que zarandeaba "de manera angustiosa y nerviosa".

Sin dilación, apreciando en el niño síntomas de asfixia, lo sujetó sobre su brazo derecho, realizando la maniobra de Heimlich, dándole golpes en la espalda, entre los omóplatos, consiguiendo con ello liberar las vías respiratorias, las cuales estaban obstruidas por un caramelo de grandes dimensiones.

Expulsado el caramelo, el niño comenzó a llorar, comprobando la actuante cómo éste recuperaba el pulso y la normalidad en la respiración, por lo que procedió a abrazarlo y calmarlo, entregándoselo posteriormente a su familiar.

La agente, que en ese momento ni tan siquiera llegó a identificarse como Policía Nacional, puso estos hechos en conocimiento de sus superiores este pasado martes, cuando nuevamente se reintegró al servicio.

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