16 abril 2017 | Publicado : 09:55 (16/04/2017) | Actualizado: 10:01 (16/04/2017)
La alegría de Jesús Resucitado por las calles de Mérida puso en la madrugada de este Domingo de Resurrección el broche de oro a la Semana Santa emeritense, y lo hizo como es tradición en la ciudad después de que la gran mayoría de sus iglesias celebraran con sus feligreses la Vigilia Pascual.
Así pues, pasadas las 00:00 horas ya se pudo escuchar la colección de fuegos artificiales que año tras año lanza la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de los Remedios y Nuestra Señora del Mayor Dolor, antes de realizar su tercer y último desfile procesional de la Semana de Pasión de la capital autonómica, sin duda, el más alegre, ya que con él celebran el culmen de la fe cristiana: la resurrección de Jesús después de morir en la cruz.
Por quinto año consecutivo, este Sábado de Gloria al Domingo de Resurrección contó con la incorporación del paso de San Juan, de la Cofradía Ferroviaria, acompañando a Nuestra Señora del Mayor Dolor en el Encuentro con su ‘Hijo' en la Puerta de la Villa. De este modo, cientos de emeritenses y turistas se volvieron a dar cita en este punto de la ciudad para contemplarlo.
Y es que, a la grandiosidad de la talla del Cristo realizado por Eduardo Zancada, que apareció por la calle Cervantes hasta llegar a la Puerta de la Villa; y a la belleza de la Virgen -obra de Manuel Echegoyán- vestida en esta ocasión completamente de blanco y con un clavel del mismo color en la mano, subiendo por la Rambla Santa Eulalia; se unió de nuevo la fineza y hermosura de la talla de San Juan –realizado por Juan Blanco Pajares-, con su túnica blanca y apareciendo por la calle Delgado Valencia.
Fue una estampa digna de alabanza por los emeritenses y foráneos que aplaudieron cada uno de los movimientos que los costaleros hicieron con las tres tallas, a los sones de las Bandas de Cornetas y Tambores de la OJE de Mérida, alzándolos, acercándolos y danzándolos una y otra vez. Precisamente, cuando San Juan fue levantado, de sus manos se extendió una túnica blanca en la que iba bordado en letras rojas el nombre de Jesús, un detalle que sorprendió gratamente al público. Además, se cantaron ‘alboreás' al Cristo y la Virgen.
Cabe recordar que la Cofradía del Nazareno procesionó hasta 1967 una imagen de Olot que volvió a sacar a partir de 1981. Ya en 1992 fue sustituida por la actual talla realizada por Eduardo Zancada -portada en tradición por jóvenes hombres y mujeres emeritenses-, mientras que en el año 2007 se incorporó a la procesión el paso de Nuestra Señora del Mayor Dolor, sin palio y vestida de blanco, para darle más protagonismo a esta procesión que es la más importante de la Semana de Pasión para los cristianos.
Además, en esta última estación, ya de gloria, triunfa la alegría y los vítores por la resurrección de Cristo. La gente la contempló a la salida del atrio de Santa Eulalia tras la quema de fuegos artificiales, en el encuentro de la Puerta de la Villa, a su paso por el Templo de Diana, a su llegada a las puertas de la Concatedral de Santa María y en la entrada en la Basílica. A su vez, durante todo el itinerario, los nazarenos, que en esta ocasión cambian el morado de sus túnicas, cubrerostros y fajines, por el color blanco, fueron repartiendo piruletas y caramelos.
ADIÓS HASTA EL AÑO QUE VIENE
Por tanto, con este último desfile procesional la Semana Santa emeritense dice adiós hasta el año que viene, con las buenas temperaturas como ‘protagonistas’ en todas las procesiones previstas, el buen hacer de sus nueve cofradías y el trabajo bien hecho de la Junta Arciprestal de Hermandades y Cofradías de la ciudad. Y es que, a diferencia de lo ocurrido el año pasado, todas ellas han lucido de forma espléndida por las calles de la ciudad, mostrándose majestuosas ante el público congregado en sus desfiles procesionales.
Sin duda, y a pesar de que como siempre ocurre en estos casos, habrá cosas que mejorar... la de 2017 ha sido una Semana de Pasión digna de elogios, se han producido muchos avances y se han engalanado los puntos álgidos de la ciudad, con las gradas instaladas en la Carrera Oficial, un punto de información cofrade en la Plaza de España, instalando cubículos en ubicaciones como la Puerta de la Villa, el Hornito, frente a la Concatedral, en la Ermita del Calvario...para que fotógrafos y cámaras, tomaran las mejores imágenes de las procesiones, y los saeteros o saeteras vieran más de cerca a su Cristos o Vírgenes.
En definitiva, pequeños detalles que se traducen en avances de calidad en comparación a otros años, y que han hecho que esta celebración religiosa dé un paso de gigantes de cara al expediente que se va a presentar de nuevo ante el Ministerio con el objetivo de recibir la declaración de Interés Turístico Internacional.
