23 octubre 2017 | Publicado : 10:28 (23/10/2017) | Actualizado: 22:52 (23/10/2017)
Según un estudio llevado a cabo por el Centro Reina Sofía, organización privada creada por la FAD (Fundación Ayuda a la Drogodependencia), ha concluido que el internet y las nuevas tecnologías han convertido a los jóvenes entre 16 y 26 años en personas aisladas y dependientes de estas tecnologías para llevar a cabo tareas sociales de interacción e inclusión: saben por ejemplo cómo conocer gente en una web de contactos y lo usan si lo consideran necesario.
‘Jóvenes y comunicación: la impronta de la visual’, fue presentado en Madrid en el 2014 y entre otras cosas, también concluyó que los jóvenes no solo valoran los beneficios del internet y las redes sociales a la hora de facilitar la interrelación, sino que están conscientes de sus riesgos y tienen presente que al usarla pierden una parte significativa de su intimidad. También concluyó en su momento que con el paso del tiempo, desarrollaban una dificultad para rechazar solicitudes de amistas y reconocían en su momento sufrir de una dependencia a sus perfiles sociales.
Este estudio es uno de los miles que se realizan cada año para medir la evolución de las técnicas sociales en las generaciones más jóvenes, y es hoy un precedente para el que presenta la Universidad de Pittsburgh en el American Journal of Preventive Medicine, en el que más de 1700 jóvenes fueron encuestados sobre sus modos de consumo de las 11 redes sociales más populares en la actualidad: Facebook, Youtube, Twitter, Google Plus, Instagram, Snapchat, Tumblr, Pinterest, Vine, LinkedIn y Reddit. El objetivo era paradójico: medir el asilamiento social que podían sentir aquellos usuarios que dependían de sus redes sociales.
Las conclusiones fueron igual de paradójicas: los usuarios que usaban más de 50 veces a la semana alguno de sus perfiles presentaron el triple de posibilidades de sentirse aislados que aquellos con una frecuencia de uso semanal de 10 veces. Esto se debe a que los jóvenes echan mano de las redes sociales para relacionarse cuando en la vida real les resulta complicado, pero esto es solo un efecto placebo ya que las relaciones que crean son meramente virtuales y los deja sintiéndose inadaptados.
Esta conclusión tiene una posible causa: entre más tiempo se invierte en el uso de plataformas sociales, menos tiempo queda para vivir ese proceso de socialización en la vida real. Otra de las causas es el flujo de información que se comparte y la imagen idealizada que se crean los jóvenes de aquellos a quienes siguen, llegando a pensar que viven vidas perfectas para las cuales no están capacitados.
¿Hay posibles soluciones?
Tanto los investigadores como los sociólogos ponen el foco en el núcleo familiar y en el acompañamiento que se les haga a los jóvenes, de manera que estas sensaciones puedan ser detectadas a tiempo y tratadas de manera efectiva. Aunque muchos de ellos están conscientes, hay una gran parte que se muestra vulnerable ante lo que perciben en redes sociales. El apoyo familiar y el refuerzo del cariño y el autoestima que se logre, es la base para que las redes sociales puedan ser aprovechadas como un beneficio de los tiempos modernos y no como una nueva causa de depresión y aislamiento.
