Extremadura tiene la segunda mayor tasa de temporalidad, con un 35,5%

Ep.

Extremadura presentaba en 2018 la segunda mayor tasa de temporalidad, un 35,5 por ciento, muy por encima de Madrid, la que menos tiene, con un 19,8 por ciento, según un estudio elaborado por la Fundación BBVA y el Ivie.

A la cabeza está Andalucía, con un 35,8 por ciento, y también por encima del 30 por ciento se sitúan también Murcia (33,1%) y Canarias (31,6%), mientras que Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Baleares registran tasas algo superiores al 28 por ciento.

Prácticamente en la media nacional (26,8%) figura Galicia (26,6%), en tanto que País Vasco, Aragón, Cantabria, Castilla y León, La Rioja, Asturias y Navarra presentan tasas de entre el 24 por ciento y el 25,9 por ciento. Cataluña y Madrid son las comunidades con menos temporalidad, un 21,9 por ciento y un 19,8 por ciento, respectivamente.

Desde su nivel máximo en 2006 y hasta 2013, coincidiendo con la crisis y el proceso de destrucción de empleo que vivió el país, la tasa de temporalidad ha descendido un 32 por ciento en España. Sin embargo, con la recuperación, la temporalidad ha vuelto a aumentar, hasta el 26,8 por ciento, la tasa más elevada de todos los países de la Unión Europea y casi el doble del promedio comunitario.

Según el estudio, todas las comunidades autónomas han recortado de manera sustancial su tasa de temporalidad entre los valores máximos de 2006 y 2018, en especial Madrid. Las regiones donde menos se ha reducido la temporalidad son País Vasco, Aragón y La Rioja.

La temporalidad es muy similar por género, aunque algo mayor entre las mujeres. También es mayor entre los asalariados con estudios básicos y entre los jóvenes.

Cantabria, Murcia, Andalucía, Extremadura y Asturias lideran las tasas de temporalidad entre los jóvenes, con porcentajes superiores al 75 por ciento, mientras que Madrid y Cataluña presentan las más bajas, si bien sobrepasan en más de 20 puntos la media europea.

Los autores del estudio abogan por reducir "cuanto antes" la temporalidad por los efectos negativos que tiene sobre la productividad y para ello piden reformas laborales y la promoción de una cultura empresarial que ponga en valor los beneficios asociados al empleo estable.

"Reducir la temporalidad no tiene por qué implicar eliminarla. En épocas de recuperación los contratos temporales pueden resultar útiles para las empresas que quieren volver a contratar pero aún no se sienten preparadas para asumir los costes de los contratos indefinidos. Asimismo, en muchos casos el contrato temporal sirve como primer contacto con el mundo laboral", subraya el informe.