29 mayo 2017 | Publicado : 16:03 (29/05/2017) | Actualizado: 16:05 (29/05/2017)
Cabe recordar que, la incorporación de vecinos hidalgos a los batallones de caballería propios de las Órdenes Militares se inicia en el siglo XVII para paliar la necesidad de efectivos militares en las nuevas unidades, que bajo el patrocinio de estas viejas organizaciones religioso-castrenses colaboraban en lo conflictos bélicos de la corona.
Por ello, se decide que, aparte de los comendadores y caballeros con hábito de las ordenes de Santiago, Calatrava y Alcántara, se puedan agregar también ciudadanos hidalgos, aunque estos deberían cumplir con una serie de requisitos que les permitiese desempeñar cargo militar.
El documento perteneciente al Archivo Histórico Municipal de Cáceres contiene esas normas como, por ejemplo, que deben ser hijos legítimos y de legítimo matrimonio o procreados o hijos naturales de solteros y han de estar incluidos en el censo de hidalgos, por lo que "deben ser descendientes de 'Cristianos viejos' como todo buen hidalgo que se precie y desee incorporarse al servicio de las armas", recoge el texto explicativo del documento.
Así, los hidalgos que deseaban incorporarse al ejercito debían cumplir con un interrogatorio, a manera de examen, donde debían aportar datos como la edad, la naturaleza o el estado civil. Asimismo debían declarar en caso de ser hijos bastardos, cual es el género de la bastardía ya que "siempre que sean cristianos viejos y tengan pureza de sangre pueden servir en la caballería", asegura el documento.
Todas estas condiciones eran necesarias para filtrar el acceso a la milicia a los hijos de la nobleza que no hubiesen desempeñado anteriormente ningún oficio indecente o mecánico, como les estaba prohibido a los hidalgos. De esta manera se promovía la integración de segundones y de hidalgos pobres al ejército.
