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Un bocadillo de jamón ibérico gigante recaudará fondos para niños con autismo de Cáceres

Para su elaboración se utilizarán 34 jamones ibéricos extremeños, 1.200 barras de pan de trigo y 57 panes sin gluten aptos para celiacos.

10 abril 2018 | Publicado : 12:04 (10/04/2018) | Actualizado: 16:15 (10/04/2018)

Ep.

La asociación Divertea de Cáceres, que trabaja con niños con trastorno del espectro autista (TEA), ha organizado un bocadillo gigante de jamón que se podrá degustar en la Plaza Mayor de la capital cacereña este domingo, día 15. Para su elaboración se utilizarán 34 jamones ibéricos extremeños, 1.200 barras de pan de trigo y 57 panes sin gluten aptos para celiacos.

La idea es elaborar un 'bocata' de 600 metros de largo para distribuir 3.000 raciones, al precio de 3 euros, y poder con ello financiar una nueva terapia que la asociación pretende llevar a cabo con los niños en su ámbito domiciliario, para enseñar a las familias cómo actuar ante situaciones cotidianas del día a día como a la hora de comer, de dormir o de la higiene personal, entre otras circunstancias.

La presidenta de Divertea, Rosa Simón, ha explicado este martes en rueda de prensa que la actividad se desarrollará de 12,00 a 16,00 horas y contará con la colaboración desinteresada de catorce cortadores profesionales, que elaborarán platos artísticos de jamón, que también se pondrán a la venta.

Para la instalación de las mesas, que se hará en forma de 'zig zag' para distribuirlas por toda la plaza, se contará con la labor de voluntarios bomberos y militares del Centro de Formación de Tropa (Cefot nº 1). Los jamones, "de primera calidad", también han sido donados por diferentes empresas de toda Extremadura y otras instituciones, como el Club Rotary, también colaboran en esta iniciativa solidaria.

Además, para que los más pequeños puedan pasar un buen rato mientras sus padres degustan el bocadillo, se instalarán en el Foro de los Balbos castillos flotantes y habrá actividades como globoflexia, pintacaras, cuentacuentos y talleres diversos, a lo que se tendrá acceso una vez se obtenga el ticket de tres euros para el bocadillo.

TERAPIA EN DOMICILIO

Con el dinero que se recaude, unos 9.000 euros que se unirán a la ayuda de 2.500 euros que ha proporcionado la Fundación Valhondo Calaff, Divertea pretende poner en marcha una novedosa terapia para atender a los niños en su propio domicilio a través de visitas de profesionales (psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, integradores sociales, etc...), que aportarán a las familias las claves para actuar con los niños en situaciones cotidianas de convivencia diaria.

Simón ha explicado que aunque Divertea, que atiende a 37 niños con TEA en toda la provincia de Cáceres, ofrece terapias en sus centros, ahora pretende extender esta ayuda al ámbito familiar porque "es con la familia con la que el niño pasa más tiempo" y "aunque los centros deben ser innovadores en sus tratamientos, si el trabajo no continúa en casa, no se avanza lo suficiente en el desarrollo del niño", ha indicado.

Se trata, por tanto, de "acompañar" a las familias una vez a la semana durante un año para darle las "claves" de actuación ante situaciones diarias de estos niños, con el objetivo de contribuir a su desarrollo motriz, pero también para "mejorar la calidad de vida de las propias familias".

"Tu vida cambia mucho cuando tienes un niño con TEA", ha recalcado Simón, que añade que esta nueva terapia pretende "dar a las familias todas las herramientas que necesitan para atender a sus hijos". No se trata de un programa de "respiro familiar", sino de atención conjunta de todos los miembros de la familia en el ambiente natural del niño junto a profesionales cualificados.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

Según los datos aportados por Divertea, en la provincia de Cáceres hay en la actualidad unos 250 niños diagnosticado de TEA, de los que un centenar se encuentra en la capital cacereña, lo que quiere decir que un niño de cada 64 padece este trastorno neurológico que afecta a la comunicación y a la integración social.

El diagnóstico es cada vez más temprano, y suele llegar a los 3 ó 4 años de edad, pero Rosa Simón ha apuntado que ya, en el primer año de vida del niño, hay unas claves que pueden "alertar" de que "algo no va bien en su desarrollo".

Así, si tiene una mirada efímera que no la mantiene por un largo tiempo, si no responde cuando se le llama por su nombre, si hay una aparición tardía del lenguaje o ha empezado a hablar pero sufre un retroceso, así como un balanceo repetido y constante del cuerpo, son estereotipos del trastorno que actúan como "alarmas".

El reconocimiento por parte de los padres de que el desarrollo de su hijo no es normal, la aceptación de esta circunstancia y ponerse en manos de un profesional para una atención temprana, son claves para conseguir un mejor resultado en el tratamiento y paliar las consecuencias del TEA.

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