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La exhumación de una fosa común en Valencia de Alcántara descubre restos de 48 personas

Actuación enmarcada en el proyecto “Exhumación de la Fosa común de la mina Terría"

12 marzo 2018

La exhumación de la mina Terría en el término municipal de Valencia de Alcántara descubre los restos de al menos 48 personas que entre los meses de agosto y diciembre de 1936 fueron sacadas de sus casas o de la cárcel y trasladadas al paraje de dicha mina para ser ejecutadas. Vecinos de distintas poblaciones como Valencia de Alcántara, Cedillo, Membrío o Herrera de Alcántara… vecinos de la comarca de Sierra de San Pedro cuyos restos, 82 años después de que fueran ejecutados, podrán ser identificados y entregados a sus familiares, proporcionarles digna sepultura y restituir su historia y su memoria. La voz de los familiares de las víctimas, ya de avanzada edad, y que reclamaban la recuperación de sus seres queridos, ha tenido respuesta, y, gracias al proyecto promovido por elAyuntamiento de Valencia de Alcántara y la Diputación de Cáceres, la exhumación ha podido realizarse.

Los resultados de los trabajos de proyecto de “Excavación y exhumación de la fosa común existente en la mina Terría” se han dado a conocer hoy por parte de los promotores, la Presidenta de la Diputación Provincial de Cáceres, Rosario Cordero, y el Alcalde de Valencia de Alcántara, Alberto Piris, en un acto que ha tenido lugar en la Diputación Provincial de Cáceres y en el que también han estado presentes la Universidad de Extremadura, con Julián Chaves, figura clave en las investigaciones sobre las víctimas de la Guerra Civil y del Franquismo; la Agrupación de Familiares con algunas de sus voces más recias como la de Conchita Viera, hija del que fuera alcalde republicano Amado Viera Amores, y luchadora incansable durante las últimas décadas para que la búsqueda, tanto de su padre como del resto de víctimas sepultadas en la mina, no cayera en el olvido; también ha estado presente Toñi Perera, nieta del también ejecutado Pedro Perera, presidente de la Casa del Pueblo de Valencia de Alcántara, y la directora del proyecto Laura Muñoz Encinar que ha explicado los pormenores técnicos de un proyecto que puede ser considerado el más difícil y complejo abordado hasta la fecha en España.

La Presidenta de la Diputación de Cáceres, Rosario Cordero, ha expresado que“el proyecto de investigación, recuperación y dignificación de las víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo en Valencia de Alcántara y la comarca de Sierra de San Pedro es, ante todo, una obligación humanitaria y desde las administraciones públicas tenemos el deber de poner todos los medios posibles para promover la reparación moral y la recuperación de la memoria personal y familiar de las personas que padecieron persecución o violencia, por razones políticas, durante la Guerra Civil y la dictadura”.

De esta forma ha explicado que cuando el alcalde de Valencia de Alcántara le informó de la situación en la Mina Terría no tuvo la menor duda de poner a su disposición los medios necesarios “para recuperar no solo la dignidad de tantas familias sino también una parte muy importante de nuestra historia”. Así, se acordó la colaboración entre ambas instituciones para el desarrollo del proyecto “Excavación y exhumación de la fosa común existente en la mina Terría en el término municipal de Valencia de Alcántara por el que la Diputación ha aportado 40 mil euros para financiar los gastos de las excavaciones, exhumación y reinhumación de los restos.

Por su parte, Alberto Piris ha destacado la importancia de este proyecto no solo para las familias de Valencia de Alcántara sino de toda la comarca porque si en un principio se pensaba que podrían encontrarse los cuerpos de 14 personas, finalmente han aparecido, al menos, los restos de 48. “Con este proyecto estamos recuperando una parte muy importante de la historia de toda una comarca que durante años ha permanecido enterrada en el silencio y, además, nos ha permitido arrojar luz sobre nuestro pasado traumático más reciente”

Asimismo, Laura Muñoz, directora del proyecto, ha ofrecido los pormenores de un trabajo que arrancó en 2011 pero que debido a la falta de permisos necesarios para acceder al terreno donde se ubica la mina no ha sido hasta el año 2017 cuando se retomó de nuevo el proyecto de investigación promovido por el Ayuntamiento de Valencia de Alcántara.

La directora ha explicado que el equipo de investigación realizó en primer lugar un trabajo de documentación y recogida de datos, entre ellos las identidades de los represaliados durante la Guerra Civil y el Franquismo que pudieran estar enterrados en dicha mina. El listado de víctimas estaba compuesto por vecinos de Valencia de Alcántara, junto a represaliados de otros municipios de la Mancomunidad de Sierra de San Pedro como Cedillo, Membrío o Herrera de Alcántara. “Durante esta etapa de la investigación -ha añadido-, documentamos también las condiciones en las que se produjeron las detenciones. Al mismo tiempo, solicitamos la ayuda y colaboración de los familiares para que nos proporcionasen datos relativos a los desaparecidos, tanto de carácter antropológico: estatura, edad, peso, patologías, etc. así como otros datos de interés que pudieran ser de ayuda en la identificación para las víctimas tales como vestimenta u objetos personales”.

Las tareas de campo se iniciaron a finales del mes de noviembre de 2017 y la primera fase de intervención se desarrolló entre los días 27 de noviembre y 17 de diciembre de 2017, que estuvo centrada en la instalación y acondicionamiento del área de intervención, apertura, valoración técnica del pozo y desescombro.

“El mayor problema que nos encontramos en la mina Terría - explica Laura- ha sido el agua ya que este proyecto es el primero que se ha realizado en un pozo con agua, presentándose como un enorme reto hasta el momento nunca abordado por ningún equipo técnico en todo el Estado”.

Los primeros restos humanos que confirmaban la presencia de los cuerpos en el interior del pozo aparecieron a 25 metros de profundidad donde la superficie del pozo se reducía significativamente y media 2,5 metros de largo por 1,5 metros de ancho y pertenecen a un número mínimo de 48 individuos.

“Durante el trabajo de campo hemos observado que los restos pertenecen a personas de distintas edades, desde individuos juveniles hasta personas de edades avanzadas. Además, los restos muestran claras evidencias de muerte violenta, como son orificios e impactos de bala, tanto en los cráneos como en otras partes anatómicas” explica la directora del proyecto.

Fases posteriores

Una vez finalizado el trabajo de campo los restos han sido trasladados a la Universidad de Extremadura, donde serán analizados en los próximos meses en un laboratorio acondicionado para tal efecto. A partir de ahora, y previsiblemente a lo largo de un año, el trabajo estará centrado en el análisis y estudio de los restos obtenidos de la excavación.

“Nos queda mucho trabajo por hacer, tanto en el análisis de los restos como respecto a las posibles identificaciones. No obstante, podemos afirmar que hemos dado respuesta a una de las principales demandas de los familiares de víctimas de represión en la provincia de Cáceres. Además, podemos decir que la recuperación de los cuerpos de la mina Terría se ha realizado con total éxito y esperamos que, en el menor tiempo posible, una vez finalizadas las investigaciones, las víctimas sean reconocidas y dignificadas tanto familiar como colectivamente y los resultados de la investigación pasen a formar parte de la memoria colectiva y del pasado reciente de la sociedad extremeña”, concluye Laura Muñoz.

El momento más emotivo fue durante las intervenciones de dos familiares de algunos de los fusilados, como la hija del ex alcalde republicano de Valencia de Alcántara, Conchita Viera, quien agradeció a todas las instituciones, agentes sociales, asociaciones y empresarios “que han hecho posible que, tras 82 años, se haya podido realizar la prospección de la mina donde mi padre y otros muchos fueron arrojados, sin símbolos externos, sin cruces y silenciados, pero ellos, en medio del agua y del lodo formaron su propia cruz”.

También Toñi Perera recordó a su abuelo, “que se lo llevaron un 24 de agosto de 1936 y fusilaron el 26 de agosto. Durante mucho tiempo mi padre y mi abuela lo buscaron sin descanso. Con este acto ahora solo se pretende tratar de devolver a la memoria colectiva que aquellos que fueron asesinados solo lo fueron por soñar con un mundo más justo, pero su dignidad nunca la perdieron y su recuerdo nunca se borrará de nuestra memoria. Solo queremos que sus restos descansen en un lugar digno después de 82 años”.
 

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