Reportajes
Expresar tus emociones no es tan sencillo
A pesar de que no sería correcto generalizar, sí es conveniente afirmar que la mayoría de las personas no se siente bien expresando sus emociones.
Demostrar que ha sido un día genial, que se siente un poco de dolor, de tristeza, de agotamiento o una extraña fuente de motivación que le convierte en imparable, pero a la vez saber cómo sacar tu rabia o cabreo, son algunas situaciones habituales en el día a día de mucha gente. Y sin importar cuáles hayan sido las causas que originen eso, se acaban convirtiendo en emociones que rara vez son fáciles de sacar o expresar.
Saber hacerlo, sin embargo, puede beneficiar a la salud, la concentración, la motivación y en la forma en que se relaciona con las demás personas, y viceversa.
¿Por qué es importante expresar las emociones?Enfermedades: existe suficiente evidencia de cómo las emociones y la supresión de estas terminan afectando al organismo, lo que a su vez se traduce en problemas de salud. Algunas patologías derivadas del estrés, la ansiedad o las tensiones, pueden llegar a convertirse en problemas de cuidado.
Liberación: nada de lo que no se expresa se acaba olvidando, sino todo lo contrario. Mientras más difícil es expresar las emociones, más fácil se van alojando en el día a día de las personas. Saber expresarlas de manera adecuada permite liberarse, mental, física y espiritualmente, lo que repercutirá en una vida más liviana y feliz.
Empatía: las personas empatizan más con las que demuestran mejor sus emociones. A la vez, las personas que reconocen sus propias emociones suelen empatizar y entender mejor lo que sienten los demás. Las relaciones interpersonales mejorarán mucho en ese sentido.
Consejos para aprender a expresar las emocionesPonerle nombre frente al espejo: identificar las emociones por su nombre -rabia, felicidad, alegría, motivación, etcétera- es uno de los recursos psicológicos habituales para aprender a expresarlas. Pero si a eso se le añade decirlas frente al espejo, en tono de “me siento feliz”, explicando sus causas o cómo se piensa reaccionar ante ello, poco a poco dará más confianza y, sobre todo, más argumentos para saber por qué cada una de esas emociones se presenta.
Argumentar las emociones: aunque el primer paso es reconocer las emociones por su nombre, lo más importante es encontrar argumentos de por qué está sucediendo exactamente eso. La ciencia se ha encargado de demostrar que cuando las personas encuentran los argumentos para las emociones que sienten, incluso en aquellas más negativas o conflictivas, la sensación es de liberación y de una mente que se activará en búsqueda de soluciones.
Ahora decirlo con humor: una de las emociones más comunes es la de incomodidad, pero también otras como la inconformidad o la incertidumbre. Sentirse así es muy recurrente en la sociedad actual. Pero, no necesariamente los argumentos deben ser planteados desde la óptica fatalista, sino que cuando se argumenta desde el humor, las sensaciones y emociones suelen relativizarse y por ende, las soluciones pueden llegar incluso sin buscarlas demasiado. Si bien andar de buen humor siempre no es posible para muchas personas, incluir el buen ánimo y el sentido del humor, no como sensaciones espontáneas sino como hábitos que se practiquen, puede llegar a ser transformador.
El punto más álgido de la expresión de las emociones está cuando con amigos, familiares o conocidos, se pueden expresar sin que les hagan daño, pero sintiendo en propias carnes que se ha dicho realmente lo que se quería decir y que se ha liberado la mente y el cuerpo de un peso adicional. Desde el respeto, el humor y los argumentos, expresar las emociones puede llegar a ser sencillo y convertirse en una forma de vivir.