Mérida

Una tragedia muy coral de 'Las suplicantes' pone el broche final al 67 Festival de Mérida

La última obra del certamen es un alegato a la libertad de las mujeres y ensalza a los hombres que las defienden.

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida llega a su fin con la tragedia de 'Las suplicantes', una obra muy coral protagonizada por Carolina Rocha, María Garralón y David Gutiérrez, entre otros actores, que refleja la lucha histórica de las mujeres por la libertad y ensalza a los hombres que las defienden.

'Las suplicantes' se estrenó este miércoles en versión libre de Silvia Zarco sobre las obras homónimas de Eurípides y Esquilo y es una coproducción del Festival de Mérida y la productora extremeña Maribel Mesón. Dirigida por Eva Romero, el montaje cuenta con 29 actores, entre los que también destacan los extremeños Cándido Gómez, Eduardo Cervera o Valentín Paredes.

La música es fundamental en este espectáculo que cuenta además con la interpretación de la cantaora Celia Romero y la colaboración de 23 personas en distintos coros, concretamente el Coro Amadeus-IN de Puebla de la Calzada, la Escuela Municipal de teatro de Guareña y la Asociación Cultural Párodos de Talarrubias.

Un grupo de mujeres vestidas de blanco arrancan la obra con el lamento de estar obligadas a una boda forzada. Es el coro de las Danaides, once mujeres jóvenes de Egipto capitaneadas por la actriz Carolina Rocha que, guiadas por su padre, el anciano Danao, se lanzan al mar y alcanzan las costas de Grecia suplicando libertad y asilo.

Cándido Gómez es Danao en esta obra, un personaje cuyo mayor valor es la palabra para convencer al rey de Argos, David Gutiérrez, de que acoja a sus hijas para librarlas del casamiento con sus primos egipcios. David Gutiérrez destaca con su interpretación y su gran voz para representar a los hombres que defienden los derechos de las mujeres.

El rey de Argos acoge a las Danaides y se convierte en un suplicante más en esta obra donde las palabras libertad y justicia se repiten en las sucesivas escenas. Así, Carolina Rocha y el coro de Danaides ponen voz a la reivindicación histórica de las mujeres de poder decidir su propio destino. Huyen de ser mujer. Y su condena, dicen, es el miedo.

El público asiste a una súplica que sigue de actualidad 25 siglos después del contexto de las tragedias de Eurípides y Esquilio. Las Danaides nos recuerdan a los refugiados de las guerras contemporáneas, la tristeza y la desolación del que tiene que abandonar su país para no verse forzado a aquello que no desea.

"No soy de nadie ni soy solo un cuerpo", gritan a los egipcios que quieren poseerlas convencidos de que tienen poder sobre ellas. Eduardo Cervera es el corifeo de los egipcios, que también hacen las veces de soldados de Argos y de Atenas para recrear el resto de la historia.

Junto a ellas, otro grupo de personajes femeninos se desgarra por otra causa, la pérdida de los hijos y no poder despedirlos dignamente. María Garralón es el corifeo de las madres ancianas de Grecia que, también bajo el ritual de la súplica, reclaman los cuerpos de sus hijos muertos en la guerra.

Las Danaides apoyan su causa y les acompañan hasta Atenas para que el rey Teseo les ayude en su búsqueda. Valentín Paredes es el rey de Atenas en esta obra, un personaje que representa las vicisitudes de la Democracia y que finalmente les ayuda a recuperar los cuerpos de los soldados que perdieron la vida en la batalla que el rey Argos propició en un momento de debilidad.

Las diferentes escenas de la obra se desarrollan sobre un mismo decorado, donde tan pronto imaginamos el mar que cruzan las Danaides, como un campo de batalla o la tierra donde yacen los cuerpos de los soldados de Argos.

El texto de Silvia Zarco resalta las sensaciones amargas de las once Danaides y el desgarrador dolor de las madres que perdieron a sus hijos en la guerra "maldita". "La muerte de un hijo es el dolor más salvaje", señalan estas madres desconsoladas. Y en una alusión a la memoria histórica defienden que el duelo de los muertos es honra para los vivos.

La tragedia se siente con la palabra, la música y los sonidos, como cuando retumban en todo el teatro los latidos de los corazones de esas madres rotas de dolor. "Justicia no es venganza", dice el corifeo de las Madres en otra de las escenas para la reflexión que deja esta obra.

El protagonismo de la música en esta obra destaca también por el papel de la cantaora extremeña Celia Romero, con dos apariciones como la Diosa Ceres que preside el Teatro Romano. Vestida como Ceres, hace muestra de su gran voz mientras en el resto del escenario los actores expresan con sus cuerpos el dolor y la reivindicación.

El público despidió con aplausos el estreno de la última obra del Festival de Mérida de este año. En declaraciones a la prensa tras esta primera representación, los actores se mostraron orgullos de los mensajes de reivindicación, libertad y dignidad que trasladan con esta obra en el Teatro Romano, donde podrá verse en otras cuatro funciones hasta el domingo.

Noticias Relacionadas