Salió de su camarote y caminó con mucha pausa hasta la proa, allí se detuvo. Cortés miraba hacia el horizonte...
El romper de las olas contra el casco del barco y las voces de los marineros seguían sonando en la cabeza de Cortés, hacía ya unos días que había puesto pie en tierra...
La humilde villa de Medellín era plácido lugar, atrás quedaban ya los episodios de la Reconquista y los tejemanejes que Beatriz Pacheco se había traído entre manos conspirando contra la reina Isabel ...
A buen seguro que todos los que en este momento prestáis atención a mi escrito habéis estado en Córdoba...