Océanos de tinta… lo sé, pero dejándonos de milongas y monsergas, de teorías y análisis, y evitando cuentos o sesudas reflexiones, la actividad empresarial es una vocación a la que podemos llegar por intuición, por necesidad, por inspiración, por formación, por herencia, por inercia o por desesperación; pero en la que sólo podremos persistir, sobrevivir y avanzar si es verdaderamente nuestra vocación, es lo que queremos ser y hacer, es lo que deseamos con firmes y rotundas convicciones e ilusiones. Por eso, la llamemos como la llamemos o tenga la forma que tenga (autónomo, emprendedor, empresario, star-up, autónomo administrador de pyme o micropyme…) ante el “altar” y en el momento de dar el consentimiento lleguemos con todo esto bien pensado y sentido para no arriesgarnos más de la cuenta a una relación sufridora y a un “divorcio muy duro y costoso”. Así que di “sí” fuerte y claro sólo:
- Si estás dispuesto a dormir mal muchas veces o a no conciliar el sueño, a desvelarte y desvelar a tu entorno, a preocuparte y ocuparte sin medida ni tiempo concreto, a que te asalte inesperadamente una inquietud cuando quieres desconectar y tengas necesidad de desconectar ante la constante tensión.
- Si estás dispuesto a ciertas incomprensiones de algunos “cercanos” y muchos “lejanos”, a sobrellevar las dudas y miedos de los que te quieren, y a cargar también con las trabas, envidias e incredulidades de los que te quieren bastante menos.
- Si aceptas el reto de jugarte tu patrimonio, y de no tener seguros tus ingresos, o de estar bajo sospecha si ganas algo o mucho, y a afrontar y aceptar un posible fracaso en el que la mayoría te dejará solo y el sistema te pasará por encima.
- Si te ves capaz de perseverar en tus ideas y tu ilusión, confías en tu preparación y conocimientos, y no te conformas con lo que hay porque estás convencido de que se puede mejorar, o hacerlo distinto, o nadie lo hace así o no existe.
- Si estás preparado para sentirte solo, a veces muy solo, y tener que defender tu pasión y tu visión incluso con los que son “tu gente”, y perseverar en ella, persistir porque estás convencido.
- Si lo tuyo es el inconformismo y “complicarte la vida”, la curiosidad, el afán de superación, de explorar nuevas opciones y fórmulas, y estás muy lejos de cualquier actitud conformista, acomodada, y la seguridad no es una prioridad para ti.
- Si eres atrevido y arriesgado, te va la independencia, el hacer las cosas a tu manera, aspiras a dejar tu sello en lo que haces, incluso sueñas con cambiar el mundo, con construir conceptos o cosas, o transformarlas y personalizarlas; y que sirvan.
- Si te ves fuerte para no sucumbir a los cantos de sirena de bancos y Administraciones que te cantan melodías de créditos asequibles y subvenciones, y letras de compromiso contigo y tu proyecto, que parecen canciones de cortejo y amor incondicional, pero que conducen a un arrecife o iceberg traicionero si son tu referente o tu sostén principal, y te dejas llevar por sus halagos interesados.
- Si “te va la marcha”, y lo de la autonomía y ser el protagonista de tu propia historia no son para ti meras referencias románticas y evocadoras del “club de los poetas muertos” el día que se vienen arriba; y si te sientes encorsetado y limitado cuando se trata de entornos de otros y se te ocurren cosas que no se hacen.
- Si te aprecias perseverante y difícil de derrotar, eres de los que te caes, te levantas y te echas saliva en las heridas y sigues tras refregarte el sudor por la cara, porque tienes la firme convicción de que quieres seguir haciendo tu camino, tras haber aprendido de ese tropezón.
- Si no eres fácil de agotar y desgastar por la falta de sentido común y de empatía, y tu ilusión tiene “músculo” para afrontar el papeleo interminable e incesante, y vivir bajo sospecha de un ecosistema que sonríe contigo en la foto y te mira con recelo detrás de la cámara. Vamos, que aguantas convivir con la presunción de “culpabilidad”, de “raro”, hasta de “temerario”, o interesado.
- Si tienes resistencia para sobrellevar a los innumerables gurús y expertos de lo tuyo, políticos salvapatrias y directores generales del ramo, que, pese a que lo más cercano que han tenido una empresa es tu propia compañía, tienen clarísimo lo que necesitas y te conviene y como debes hacerlo.
- Si te ves con estómago para que los directores de banco te vengan a buscar (cuando prefieres tenerlos lejos) o salgan corriendo (justo cuando los necesitas) y te digan que le pases tu listado de bienes personales como si tu empresa estuviese muerta estando allí presente; que te pidan planes de negocio una y otra vez, te cuestionen tu actividad y posibilidades, y al final encuentres facilidades para que te “presten” cuando no lo necesitas y dificultades cuando verdaderamente crees que tiene sentido y razón de ser.
- Si te mueven los sueños y te inspira intentar cumplirlos y descubrir mientras tanto que cada paso es un desafío porque es un reto de crecimiento y superación; y además te atrae compartirlos y enriquecerlos con otros para llevarlos más lejos y hacerlos más grandes.
- Si te llama y motiva liderar un proyecto propio y personal porque te parece que nada te permite desarrollar todo lo que llevas dentro y buscas desmelenar tus talentos y ponerte a prueba, y no te ves recibiendo instrucciones de otros o haciendo las cosas como los demás, o acatando órdenes y directrices que te encajan o no; o no te sientes escuchado ni valorado suficientemente allá por donde pasas o que tu potencial tiene más recorrido.
- Si tienes la convicción de que merece la pena el riesgo de perder porque en él está la verdadera forma de ganar o triunfar, porque tienes condiciones para afrontar el error y aprender de él, porque te sabes imperfecto pero empeñado en progresar.
- Si eres de los que de verdad te atreves y prefieres no quedarte con la duda o el “y si...”, y arrepentirte de hacer antes que quedarte conservando tu posición por si acaso y esperando el viaje, vehículo o conductor más seguro; si te va lo de tomar decisiones muchos días y muchas veces, sin red ni escondite o ala protectora.
- Si asumes que habrá muchos días y momentos que te cuestionarás el camino y hasta te reprocharás el “complicarte la vida” o habértela complicado tanto, pero sientes que hay algo que te hace tirar “pa` lante”, aferrarte a lo bueno, buscar soluciones.
- Si estás preparado para multiplicar lo bueno y elevar a la máxima potencia las alegrías, y dividir lo malo, y estás convencido que las matemáticas importan pero que no todo es matemáticas; y tú quieres esto más allá de las matemáticas pero cuidando y procurando que cuadren poco a poco.
- Si te atrae dirigir equipos y que otros se ilusionen con tu visión y tu misión, y la hagan suya, y la impulsen; y también puedes con el peligro de que algunos de esos mismos u otros te decepcionen y traicionen, y hasta pisoteen tu minimundo, no te lo reconozcan o valoren o agradezcan.
- Si te miras en el tiempo y tu pasión y tu ilusión por hacer eso que quieres hacer la sientes por encima y más poderosa que los temores, las dificultades, y las limitaciones del sistema o sus desequilibrios e injusticias.
- Si te animan y te dicen que “adelante” aquellos que quieres y te quieren de verdad, con profundidad y conocimiento de causa (difícilmente más de 5, una vez discriminados buenos y malos compañeros, amiguetes, tertulianos de barra, consejeros..), que te conocen y siempre han estado ahí, saben de tus debilidades y fortalezas, y te desean lo mejor.
Pues si nada de esto te espanta totalmente, si te “ves” en muchos de ellos o en bastantes, y tienes el empeño y la ambición de descubrir y explorar los otros; si sientes que esta puede ser tu vida y tu camino aun siendo consciente de los nublados, las tormentas, el frío, las cuestas y el barro porque te compensan los días de sol que imaginas, y deseas la satisfacción que adivinas en intentar la meta y hacer el recorrido… Atrévete y punto. Lo demás son cuentos, o pasos, o posibilidades, o ventajas o inconvenientes, obstáculos u oportunidades… pero estarás en TU VIDA. Los discernimientos son duros pero imprescindibles.