Vivimos continuamente con prisas. Prisas para hacer, para pensar, tomar decisiones. ¡Uf! En estos momentos está cada vez más valorado el movimiento “slow”. Algunos pueden verlo como una pérdida de tiempo, falta de productividad o una repercusión negativa en nuestra capacidad. Si te pones nervioso esperando una consulta, el ascensor o que llegue un amigo a una cita quizá ha llegado el momento de que pases al MOVIMIENTO SLOW.
¿Por qué cambiarte a este movimiento lento? Las consecuencias de estar “viviendo deprisa” son numerosas:
-No vivir el presente por estar enfocado continuamente al futuro.
-Acostumbrarse a que todo tiene que ser ya.
-Centrarte en la cantidad más que en la calidad de las cosas.
- Nos centramos más en la productividad olvidándonos de los que nos rodean. ¿Cuánto pasas con tu ordenador encendido en lugar de hablar con tus seres queridos?
-Alteraciones psicosomáticas: trastornos digestivos, problemas del sueño…
-Incremento de los niveles de ansiedad y depresión.
-Aumento de consumo de drogas como anfetaminas,etc para “poder aguantar”.
-No vivir momentos que SI son importantes en nuestra vida.
¿CÓMO VOLVERTE SLOW?
- Cambia tu valoración del tiempo. El tiempo al final es algo subjetivo y no es tan importante como hacia dónde quieres ir en tu vida. No hagas por hacer, sino haz para…
-Dale tiempo al tiempo: No seas impaciente. Las cosas buenas no surgen de un día para otro.
-Carpe diem. Vive el momento presente.
-Prioriza. Todo no es igual de importante en tu vida. Replantéate tu escala de valores y di no.
-Simplifica. Suelta todo lo que no te aporte y te haga perder el tiempo.
